martes, 29 de diciembre de 2015

¡Para cambiar a los de arriba tienes que cambiar primero tú!

Como sociedad, al igual que de manera personal, creemos que somos perfectos, que lo merecemos todo y que el gobierno de nuestro país, nos tiene que proporcionar absolutamente todo.
Cuando estaba en la universidad, una maestra nos dijo: "cada país, tiene el gobierno que merece". En ese momento no lo entendí, ni siquiera lo creí, ¡Cómo era posible que nos mereciéramos tanto mal!
 
Al pasar de los años y al entender que cada persona crea su propio destino y sobre todo, que todo lo que está a nuestro alrededor es una proyección de nosotros mismos... lo entendí.
 
Hay mucho daño en la sociedad, mucha violencia, muchas carencias, económicas, afectivas y morales... Y pensamos "mira el gobierno cómo nos tiene" "queremos un cambio radical" (creyendo que cambiando de partido político cambiarán las cosas) "así nos tocó vivir" "los gobernantes han hecho así a nuestro país".
Lo peor es, que los que más se quejan, son los que más afectan al entorno.
 
¿Quién se queja? ¿Quién exige?
 
-El señor de 40 años que pasa más de la mitad del día en el teléfono compartiendo "memes" burlones de personas que trabajan en el gobierno; y no lo hace más tiempo porque tiene que dormir y que comer, por supuesto a expensas de algún familiar caritativo, ya que el trabajar simplemente, no se le da...
-El vecino que no paga el mantenimiento.
-El barrendero que barre mal.
-El dueño de la tienda que atiende mal.
-La empleada del cine que no sabe hacer su trabajo.
-El gerente de una gran empresa que trata mal a sus empleados.
-La señora que le ruega al policía para que no la multe por pasarse el alto.
-Los que se estacionan en lugares para discapacitados estando completamente aptos para caminar.
-El que no vota.
-El que no va a las juntas de la escuela.
-La mamá que se burla de las maestras de sus hijos quitándoles autoridad.
-Las chismosas.
-Las que por ahorrarse un alto se atraviesan por una gasolinera.
-Las que detienen veinte carros atrás, para comprar unas papitas afuera de la escuela.
-Los meseros que no hacen bien su trabajo.
-Los que tienen trabajo por "palancas".
-Los que tienen beca en el colegio sin merecerla porque son amigos del director.
-Los que siguen platicando de carro a carro sin importar el tiempo de las personas que no pueden avanzar.
-Los que dan dinero por una plaza de trabajo.
-La que es infiel.
-El que es infiel.
-El que no respeta las señales de tránsito.
-Los que se estacionan enfrente de una cochera ajena, aunque sea "un minutito".
-Los que encuentran algo y no lo devuelven.
-Los empleados de la taquería que siempre ponen incompleta la comida para llevar.
-El que abusa de su poder.
-El que abusa de su tamaño.
-La que abusa de su físico perfecto.
-Los que quince minutos antes de su salida del trabajo ya no contestan el teléfono, no les vayan a dejar más trabajo.
-Los que no se acomiden.
-Las mamás que no revisan la tarea de sus hijos.
-Los que hacen todo para obtener las cosas sin tener que trabajar.
-Las que se escudan en ser víctimas y de ahí no las sacas; claro, si lo dejan de ser tendrán que convertirse en mujeres responsables y para eso lo primero que hay que hacer, es trabajar.
-Los que reparten las cosas que les dan para los pobres, entre su familia, con el pretexto de que "también son pobres" (nunca lo serán más que las personas que viven en la sierra).
 Y sobre todo los padres que permiten que sus hijos abusen y hagan cosas que ahorita parece que no son graves pero lo serán cuando sean grandes.
 
Nuestro gobierno es nuestro espejo, voltea a tu alrededor y ve cómo estás tu, tu casa, tu fraccionamiento, tu colonia, tu municipio, tu estado... tu país. Dicen que para hacer un cambio hay que hacerlo de raíz.
¿Ya notaste quién es la raíz? Somos todos y cada uno de nosotros. ¿Está fácil no? No necesitas iniciar una revolución, ni hacer cosas extraordinarias para lograrlo. Creemos que las "pequeñas" cosas que hacemos o dejamos de hacer no afectan a nadie, todo absolutamente todo lo que hacemos y decimos tiene una consecuencia. El simple hecho de aventar un chicle a la calle hará que, junto a millones de chicles tapen una alcantarilla y se inunde tu casa.
Debemos imitar a las personas que actúan con rectitud, a los que siguen las reglas, a los que hacen bien su trabajo, a los que siempre dan un poco más de lo que les piden...
Todos tenemos el poder de hacer un gran cambio como sociedad, sólo necesitamos empezar  a hacerlo.
 
                                                                                                    Sinceramente
 
                                                                                                        Mariana
 
 
 

domingo, 13 de diciembre de 2015

Mujeres VS Mujeres

Creemos que nunca nos pasará, criticamos y juzgamos a las demás mujeres como si nosotras tuviéramos el futuro felizmente asegurado y no es así.  Criticamos a la exesposa de nuestra pareja cuando lo que deberíamos hacer es pensar, por qué tiene ella tanto resentimiento contra él. Estoy de acuerdo que una mujer puede hacer que un hombre sea diferente, sin embargo ese cambio, estoy segura, que no es radical. Ciertos trastornos como los celos, la mitomanía, la infidelidad y el alcoholismo no cambian sólo por amor.
 
No es una regla pero, cuántas veces  hemos visto esposas dando todo por su pareja y consolándolo por los "ataques" de su ex, y no pasan tres años cuando ella está igual que como estaba la primera esposa. Supongo que debes ser demasiado humilde para decir "que mala fui, la señora tenía razón, pobre, ya sé porqué se portaba así con él" Se necesita ser muy buena persona para reconocerlo.
 
Lanzamos toda nuestra furia contra nuestro mismo género. En el trabajo, muchas de nosotras tenemos privilegios con los compañeros y creamos muchas desventajas contra las compañeras, sobre todo cuando eres su jefa. Nos envidiamos, nos criticamos y no somos capaces de ayudarnos entre nosotras, no somos capaces de cosas tan fáciles como decirle a alguna desconocida en una fiesta, que trae el vestido levantado y se le ve "todo".
 
Todo esa energía negativa que lanzamos contra las demás, se nos regresa, y a las que nos la lanzaron a nosotras, también se les regresa; hemos creado una fuerza enorme que no nos sirve mas que para enfermarnos y amargarnos más. Todas contra todas. Yo te quito a tu marido porque a mi me quitaron a mi novio cuando era más joven, yo te quito tu trabajo, porque mi jefa anterior era una mala persona y así me desquito contigo.
 
Nos creemos Dios, y juzgamos y castigamos a las demás para que "sepan quien soy yo".
Nosotros no tenemos ni debemos castigar a nadie. Cada persona irá cosechando el fruto de lo que sembró. Y aquí mismo se verán las consecuencias de sus acciones y decisiones.
El odio y rencor, el estar planeando que decirle o hacerle a alguien para que sufra, te consume, y todo eso lo recibes sólo tú. A menos que la otra persona sea mágica o algo así, no escuchará ninguna de tus peleas internas y ficticias con ella. La única que escuchas eres tú, y a la única que le hace daño es a ti.
 
Qué pasaría si convirtiéramos esa fuerza en algo positivo... Nada ni nadie podría contra nosotras. Estoy segura que habría menos infidelidades, más armonía en el trabajo, en el vecindario...
 
Somos demasiadas y somos fuertes, cuando convirtamos esa energía en algo positivo, ¡podremos adueñarnos del mundo!
 
                                                                                                              Sinceramente
                                                                                                                  Mariana
 
 


domingo, 6 de diciembre de 2015

Nunca un "más vale bueno por conocido..." mejor seguir soltera

La mayoría de los matrimonios que he conocido y  han terminado en divorcio, cuando fueron novios terminaron y después de un tiempo, meses o incluso varios años, se volvieron a encontrar y se hicieron novios nuevamente, hasta que se casaron.
En su momento, tal vez interpretaron su reencuentro como "es el destino estar juntos"... Yo creo que no es así.
 
El noviazgo es para divertirse, para conocerse, para disfrutar la juventud y para saber si esa persona es la elegida para compartir y vivir con ella el resto de tu vida. Cuántas parejas conocemos que viven un noviazgo lleno de llantos, problemas, discusiones, los dos aguantan todo y se toman las cosas tan seriamente que asustan; no saben o no se han dado cuenta que pueden terminar la relación en el momento que lo deseen, que para eso son novios, que no se han casado y no tienen ningún compromiso con nadie, que los obligue a  seguir juntos.
 
Se pelean, terminan y el "show" empieza, cada uno con sus amigos, llanto, decepción, enojo, la promesa de que jamás le vuelve a hablar no se hace esperar y cuando menos te lo esperas ya están juntos otra vez. Se acostumbran a lo mismo, necesitan uno del otro para complementarse, por ejemplo: una necesita llorar para liberar otras cosas que trae encima y el otro necesita sentirse "extrafuerte" para reafirmar su hombría...
 
Si tú eres una de ellas, ¡abre los ojos!, estás desperdiciando tu vida, estás tirando a la basura con cada pañuelo que utilizas para limpiarte las lágrimas, cada minuto de tu vida.
Lo peor del problema no es ese, es que decidan casarse. No necesitamos ser adivinos para saber en qué va a terminar ese matrimonio.
 
Incluso cuando nuestro noviazgo no es tan intenso y no lloramos ni nos enojamos tanto, y por la razón que sea terminamos la relación, no deberíamos volver con esa persona. Siempre deberíamos confiar en esa vocecita interior que nos dice ¡corre!
 
Si sientes feo porque él o ella sufre.
Si lo haces por los buenos tiempos que pasaron juntos.
Si su mamá te suplicó que vuelvas con él o ella porque se va a morir sin ti.
Si te sientes sola.
Si no tienes que hacer y te aburres.
Si no tienes nada que perder.
Si tú no tienes coche y no te gusta andar en camión.
Si es muy guapo o bonita.
y el peor:
Si piensas, más vale malo por conocido que bueno por conocer...
 
¡NO VUELVAS CON EL!
 
Date la oportunidad de cerrar ese capítulo en tu vida y abrir otro más, darle la vuelta a la página es básico para seguir adelante y no quedar estancada por el resto de tu vida en una relación tormentosa. Ahorita estás a tiempo, si ahorita te parece difícil imagínate cómo será dentro de quince años y con dos o tres hijos bajo tu responsabilidad.
 
Creemos que no nos merecemos algo mejor, por eso seguimos ahí, creemos que somos la salvación de esa otra persona pero nosotros no somos la salvación de nadie. Piensa en ti y sólo en ti, nadie se ha muerto de amor. Son solo pretextos que pones para no hacer nada por ti. La vida es hermosa y no hay por que desperdiciarla en relaciones que nos lastiman.
Cuando cierres ese libro y levantes tu vista al frente, te darás cuenta que tienes todo el mundo a tus pies...
 
                                                                                                            Sinceramente
 
                                                                                                                Mariana
 
 
 
 
 


sábado, 21 de noviembre de 2015

Un golpe bajo

Entre más tiempo llevemos conviviendo con una persona, más historias tenemos juntos, y nuestra pareja no es la excepción. Nos ocurren situaciones divertidas, molestas, cotidianas y vergonzosas también. A veces son cosas que causan risa y no ofenden cuando las contamos, sin embargo, hay otras más que son muy vergonzosas y esas jamás deben salir de nuestra casa.
 
 ¿Te ha pasado que estás en una reunión y de pronto la esposa o el esposo  empiezan a contar algo muy delicado de la pareja?
Da mucha pena ajena... Si tú eres de las personas que sacan a relucir delante de los demás, los errores o las cosas penosas que le pasan a tu esposo o esposa, por favor no lo hagas.
 
Nadie debería humillar nunca a nadie, ni en privado ni en público y mucho menos a la persona que aman. Quiero pensar que la mayoría de las veces no lo hacemos por molestar, sino que pensamos que es demasiado gracioso como para quedarse callado. Pero de todas maneras, ofende.
 
También hay otras formas de lastimar a tu compañero o compañera de vida. Comparar su trabajo o el dinero que gana son unas de ellas, mucho peor si lo comparas con algún otro hombre que esté presente.
 
Frases como:
 
¡Mira, aprende!
¿Ya ves? a él si le alcanza para comprarle a mi amiga las cosas que quiere.
Mira tu panzota, ve a fulano que delgado está.
¡Mira que bonita casa, que diferente a la pocilga donde me tienes!
 
Y también aplican los comentarios hirientes del esposo a la esposa:
Qué rica está la comida, no como la tuya que te queda horrible.
Aprende, mira que limpia está esta casa.
Qué guapa está tu amiga, deberías arreglarte como ella a ver si cambias tantito.
 
Muchas de esas veces estamos enojados con nuestra pareja y es la manera que elegimos para desquitar nuestro coraje, después de ese día el problema se resolverá entre ustedes y olvidarán por qué se enojaron, lo malo va a ser, que cada reunión que tengan con las personas donde soltaron el comentario, lo van a recordar, va a salir a relucir el "chistecito" y lo más probable es que no puedan olvidar para siempre esa discusión.
 
El respeto entre la pareja es vital para que haya armonía y tranquilidad en el hogar. Recuerda que humillar a tu pareja es darle un golpe muy bajo, siempre piensa que no debes hacer nunca, lo que no quieras que nadie te haga a ti.
 
 
                                                                                                       Sinceramente
 
                                                                                                           Mariana
 
 
 


domingo, 8 de noviembre de 2015

Soltera a los 40

Si tienes 40 años y estás soltera, te felicito. Eres parte de una minoría de mujeres, que a pesar de lo que la "sociedad" piense, has hecho lo correcto. Yo estoy segura de que si no te has casado, es porque no has querido; a lo mejor no piensas así, siempre quisiste casarte e hiciste lo posible para tener novio, sin embargo tu inconsciente, muy en tu interior alejaba a los hombres que te buscaban, evitaba a toda costa los "encuentros cercanos" con posibles prospectos de esposo.
Como sociedad, tenemos la creencia de que el estado perfecto es estar casado, así es en la naturaleza, debemos tener  una pareja y tener hijos. Esta es una de las razones por la que tantos matrimonios fracasan. Hay tantísimas mujeres que sólo se casan por el requisito de hacerlo y no quedarse solteras,  que por supuesto el asunto termina en divorcio.
Imagínate, lo que darían tantas mujeres divorciadas, solas, que ya pasaron por muchos años de maltrato, infidelidad y abandono, por ser tú. A ellas les quedan sus hijos, los cuales aman demasiado y jamás desearán que no hayan nacido; para la mayoría de  las mujeres, los niños se convierten en su motor de vida y por ellos salen adelante. Pero también son un gran obstáculo para trabajar, necesitan a alguien que los cuide mientras ellas buscan el sustento para la casa. Se convierten en padre y madre y nunca será lo mismo ser divorciada con hijos, que sin hijos.
Es muy triste, y tal vez las mamás que sí aman a sus hijos pongan el grito en el cielo, pero es tan difícil, que a algunas mamás los hijos terminan estorbándoles, para trabajar, para vivir, para divertirse. Mantener un hijo es una gran responsabilidad y cuesta mucho dinero y solo encontrando un equilibrio entre tus asuntos y los hijos, podrás hacerlo bien. En este caso el tiempo de calidad con ellos es muy valioso.
Si a alguna de esas mujeres, si no es que a la mayoría, les dieras la oportunidad de regresar el tiempo y no haberse casado con su ex, lo harían. Estarían felices de hacerlo, de volver a estar solteras y disfrutarían su libertad al máximo. Trabajarían, vivirían solas, se comprarían su casa, su coche, tantas cosas que no han tenido y que tardarán más en comprar porque ahora lo primero, son sus hijos.
Imagina que tu podrías ser  una de esas mujeres. Tal vez no has encontrado a la persona correcta, a la que tú deseabas como esposo, y es excelente que no te hayas casado sólo porque sí. Seguramente te has evitado unos siete u ocho años de infierno. Valora tu libertad, tu soltería. Puedes viajar, puedes decidir sin tener que preguntar nada a nadie, te has hecho una mujer madura, productiva y claro que eres feliz, porque has elegido lo que has querido.
Como sociedad, con la mente muy cerrada por cierto, debemos respetar tanto a las mujeres solteras, como a los matrimonios que no tienen hijos, por la razón que haya sido tomada esa decisión. Muchas veces empiezan las preguntas incómodas para ellos.. ¿Y por qué no se habrá casado? Algo malo tendrá.... ¿Por qué no han tenido hijos? ¿Y para cuando los nietos? yo ya quiero ser abuela.
 Y así presionamos y presionamos, hasta que vienen los hijos sin desearlos y los matrimonios de mala gana.
Disfruta tu vida, se la envidia de las mujeres frustradas, eres grande y valiente por tomar esa decisión. Eres fuerte y decidida, aprovecha al máximo todos esos dones que te regalo mi Padre Dios. Y has que tu vida valga la pena, no necesitas un matrimonio, ni hijos para realizarte como mujer, eso no te hace ni más ni menos mujer. Encuentra un sentido que te haga feliz, que te haga sentir satisfecha y tranquila. Y si ya lo tienes, !Felicidades, bravo por ti!
                                                                                                     Sinceramente
                                                                                                         Mariana

domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Para qué?

Algunas veces tomamos decisiones y hacemos cosas sin pensar en el futuro, no planeamos ni en las cosas emocionales, ni en los asuntos de trabajo o estudio. Si cada vez que hacemos algo, sobre todo  cosas importantes o que nos frustran  o nos lastiman, nos preguntamos "¿Para qué lo hacemos?", podríamos cambiar más fácilmente algo que no nos guste en nuestra vida.
 
¿Para qué seguimos recordando la infidelidad de mi expareja?
¿Para qué lloro porque no me quiere el que yo quiero?
¿Para que me lamento tanto el tener que ir a trabajar, si de todos modos voy a ir?
¿Para qué estoy estudiando?
¿Para qué estoy trabajando?
¿Para qué ofendo a mi pareja?
¿Para qué llego tarde?
¿Para qué soy feliz?
¿Para qué sigo sufriendo?
¿Para qué me preocupo? (Mejor me ocupo)
¿Para qué estoy triste?
¿Para qué sigo llorando si ya pasó?
¿Para qué estoy enojada?
¿Para qué me levanto cada mañana?
¿Para qué les digo a mis hijos que su papá no los quiere?
¿Para qué le grito al camión que se me atravesó?
¿Para qué le digo "te lo dije"?
¿Para qué demuestro que tengo la razón?
¿Para qué me quejo?
¿Para qué me digo tonta cada vez que se me cae una cosa o hago algo mal?
 
 
Cada pregunta que reflexionas y contestas sinceramente, te acerca más a encontrar un sentido de vida y mejor aun, a darte cuenta de que darle vueltas a lo mismo es innecesario y no vas a llegar a nada nunca; sólo a lastimarte, a no seguir adelante y a lastimar a las personas que  están a tu alrededor y que amas.
 
Tal vez descubrirás lo que verdaderamente te está afectando, a lo mejor sólo haces las cosas por darle gusto a los demás, o por no hacer sentir mal a alguien que quieres y no estás haciendo nada de lo que a ti te gusta. No haces nada que a ti te llene de emoción ni que satisfaga tus necesidades.
Al preguntarte para qué haces las cosas o para que sientes lo que estás sintiendo, le podrás dar la importancia que realmente tiene a uno u otro asunto de tu vida.
 
Esta pregunta es un filtro para tener más tranquilidad en tu vida, pelear, gritar, demostrar que tienes la razón, muchas veces sólo alimenta al ego y nos separa más de la paz interior; nos desgastamos demasiado en darle gusto a los demás y a hacer todo lo posible para que hablen y piensen bien de nosotros que sacrificamos nuestros deseos y gustos por las demás personas y eso nos hace seres frustradas y enojadas.
 
Cuando le encontramos un sentido a las cosas que hacemos, vivimos con un equilibrio que hará que estés más tranquila, más bonita, más feliz!
 
                                                                                                           Sinceramente
 
                                                                                                               Mariana
 
 


lunes, 26 de octubre de 2015

Los hechizos que lanzamos a los hijos

¿Suena a brujería no? No es así, sin embargo funciona igual que los brujos en las películas de hechiceros. Seguramente, la mayoría nos sentimos ajenos a este título, tal vez estés pensando: "nunca le he lanzado un hechizo a uno de mis hijos, ni lo haré jamás"
Sin embargo, todos, salvo algún que otro padre o madre perfectos, lo hemos hecho en muchísimas ocasiones. Hemos dicho frases o palabras con tal frecuencia, fuerza y convicción  a nuestros hijos que como varita mágica, los tocamos e inmediatamente, se "hechizan".
 
Es nuestra obligación como padres, educarlos e inculcarles valores que harán que su vida sea más tranquila y productiva, les enseñamos qué está bien y qué está mal. Crecen dentro de nuestra religión, porque nos gusta, nos sentimos contentos y estamos seguros que es la correcta. Cuando son pequeños, elegimos su escuela, sus amigos, su ropa, decidimos que es correcto y que no, pensando siempre en su seguridad e integridad, escogemos su dieta, los juegos y programas de televisión que ven, (los niños de ahora cada vez son más despiertos, así que obligarlos a algo es más difícil, necesitamos argumentos válidos y explicarles el por qué de cada cosa).
 
Pienso que hasta ahí, vamos bien. Lo complicado empieza cuando no los dejamos desarrollar su propia personalidad. Hay situaciones muy sencillas como ver el fútbol; todos "tienen" que verlo, les guste o no, es una tradición familiar y pobre de aquél hijo que se le ocurra ponerse a hacer otra cosa porque no le gusta ver el partido.
Y hay otras más complicadas como un divorcio. Cada papá o mamá, le explica al niño su versión de la historia, por supuesto que las dos son totalmente diferentes, el contrario tuvo la culpa, él o la que cuenta la historia, siempre son víctimas. Una respuesta sencilla para el niño, como: nos dejamos de querer, no nos entendimos, nos dimos cuenta que nos hacíamos daño juntos pero a ustedes siempre los vamos a querer, es insuficiente para la mamá o el papá. Les contamos cosas que sí pasaron por supuesto,  pero las decimos desde nuestra perspectiva, juzgando y dándole un tono de victimismo hacia el que lo cuenta. En pocas palabras, les envenenamos la mente.
 
Los hechizos que lanzamos sobre nuestros hijos son frases o creencias que son nuestras, de nadie más, y las hacemos verdaderas, lo más seguro es que nuestros padres nos las dijeron y a ellos, sus propios padres. Y así, sin contemplar ningún criterio se las vamos colocando en la mente subconsciente a nuestros hijos, les vamos formando su identidad personal, rellenando cada pedacito vacío  con todo lo que a nosotros nos gusta o nos molesta.
 
Cuando la mamá o el papá dicen: 
No me gusta la sopa
La carne de pollo es mala para la salud
Las espinacas saben feo
Tu tía es mala persona
Te vas  caer
Te vas a enfermar
Tu abuelito no te quiere porque quiere más a tus primos
Tu prima no te quiere porque eres pobre
La gente que tiene dinero no es feliz
El dinero es malo
El trabajo tiene que ser duro para que valga la pena
Para ser feliz, hay que sufrir
Todos los amigos te quieren porque necesitan algo de ti
Tu mamá es mala
Tu papá es malo
Todos los hombres son malos
Todas las mujeres son locas
 
Todo esto son opiniones que son nuestras, nada más. Vemos las cosas desde nuestra perspectiva. (entiéndase que si un vecino o familiar es un delincuente, es nuestro deber proteger y alejar a nuestra familia de esa persona, para eso debemos tener un criterio).
 
Les vamos envenenando la mente a nuestros hijos y los condenamos a cometer nuestros propios errores también, somos soberbios y orgullosos y no permitimos que cambien su manera de pensar, peor aún es, que estamos mal, enfermos y sin dinero y seguimos mandando las mismas creencias que hicieron que llegáramos ahí.
 
Sé impecable con tus palabras (es uno de los cuatro acuerdos), cuando reflexionamos y entendemos perfectamente esta frase, hablaremos menos, y tendremos mucho cuidado en no lanzar hechizos a nuestros hijos.... Les daremos libertad y tendrán la oportunidad de ser mejores personas que nosotros.
 
                                                                                Sinceramente
                                                                                    Mariana
 
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 17 de octubre de 2015

¿Y cómo le hago para tener paz interior?

 
Es un proceso, no la puedes obtener de un día para otro, sin embargo entre más segura estés de quererla, más fácil y rápido la obtendrás. Cuando dices basta, cuando ya no quieres seguir con las voces que rondan tu mente, las cuales hacen que tus pensamientos vuelen, te lastimen y te distraigas de las cosas que realmente importan, es cuando empiezas a "despertar", a darte cuenta de lo que te hace daño y a dejar a un lado la soberbia, el ego y es cuando llega la humildad y al fin, la paz.
 
Primero tienes que aceptar. ¿Qué hay que aceptar?
¡TODO!
-Tu color de piel, tus ojos, tus manos, tus pies, tu cabello, tu voz, tu cuerpo.
-A tus hermanos, a tus padres, a tus hijos, aceptar a toda tu familia, a tus vecinos, a los maestros de tus hijos, a tus compañeros de trabajo,  todo lo que no te gusta, sus pláticas, sus modos, sus decisiones, su manera de ser.
-Las consecuencias de tus decisiones, me atrevo a decir que la mayoría de nuestros problemas, son causados por las decisiones equivocadas que tomamos, así de fácil, no hay más.
-Las cosas materiales que posees, todas. Una por una, sean pocas o muchas, te gusten o no (lo cual no quiere decir que ya no vas a querer más o a superarte).
-Tu enfermedad.
 
Aceptar es no resistirse, es dejar que la vida fluya, es concentrarse en lo que realmente es importante, es aprovechar toda tu energía para cumplir tus sueños. Cuando no aceptas, estás enojada, vives contracorriente y nada fluye bien, las cosas te salen mal porque quieres vivir una vida que no tienes, quieres que la gente sea diferente. No podemos cambiar a cada una de las personas, ni  cada una de las situaciones ajenas a nosotros, sin embargo te irás dando cuenta poco a poco, que si cambias tú, cambia todo a tu alrededor.
 
Siempre ten presente que todos somos seres humanos, que somos iguales, que tenemos problemas, alegrías, tristezas, preocupaciones. No nada más tú estás preocupado, triste o enojado. A todos nos pasan las mismas cosas, cuando empezamos a entender a los demás, descubrimos por qué está de malas siempre, por qué está seria esa persona, por qué grita, por qué llora.
 
Ejercicios:
 
1.- Cuando te vengan pensamientos negativos o que te causen conflicto, miedo o dolor, di: CAMBIA, dilo fuerte, grítalo si puedes, si lo gritas mentalmente porque tienes gente a tu alrededor, también sirve.  Siempre hazlo, no permitas que se te escape ni un solo pensamiento; entre más lo repitas más funciona. Acostumbrarás a tu mente a que no piense en cosas negativas y que te causen daño. Vamos a entrenarla.
(Taller de desarrollo personal. Dosindo Blanco, www.dosindo-blanco.com )
 
2.- Escoge un lugar tranquilo. Siéntate en una posición cómoda. El tronco y la cabeza deben permanecer rectos, las manos, sobre las rodillas con las palmas hacia arriba. Mantén los ojos abiertos, pero no tensos, sino relajados, en un punto que esté ubicado frente a ti, a una distancia no mayor a un metro. Suelta el cuerpo varias veces, hasta que lo sientas equilibrado.
 
Concéntrate en tu respiración. De ser posible haz la respiración abdominal, (recuerda que toda respiración, consta de inhalación y exhalación.
Respira por la nariz, inhalando tanto aire como puedas, no fuerte o ruidosamente sino suavemente. Luego exhala tranquila y lentamente, expulsando el aire hasta vaciar completamente los pulmones. Al exhalar, pronuncia suavemente (mental o vocalmente) la palabra NADA, sintiendo la sensación de nada, que todo tu ser se vacía, al tiempo y de la misma manera que se vacían de aire los pulmones.

Vuelve a inhalar y a exhalar, pronunciando NADA, sintiendo que todo tu ser se relaja, que tu cerebro, brazos, estómago, piernas, quedan vacíos. Lo decisivo es permanecer el mayor tiempo posible con la sensación de "mente vacía".
(Del sufrimiento a la paz, Padre Ignacio Larrañaga, Ed. San Pablo)

Al principio, no será fácil, vendrán a tu mente  imágenes y pensamientos, no te molestes, no pasa nada, vuelve tranquilamente a tu ejercicio y poco a poco tu mente te irá obedeciendo, hasta que tú logres controlarla por completo.

Para lograr algo sólo tienes que empezar a hacerlo, no lo pospongas, decide cambiar, decide ser feliz, decide tener paz.....

                                                                                                                Sinceramente

                                                                                                                     Mariana
 
 
 
 
 


domingo, 11 de octubre de 2015

Paz interior, ¿tú la tienes?

En todos lados se habla de tener paz interior, de buscarla, conseguirla y mantenerla dentro de nuestra vida; sin embargo no nos explican para que sirve. ¿Para ser feliz? ¿Para tener dinero? ¿Para cumplir tus sueños? ¿Para irte al cielo cuando te mueras?
 
La paz interior sirve para:
- Que cuando vayas manejando en tu coche y otro coche se te atraviese, no le empieces a gritar mil groserías (que ni siquiera te escucha), y pasen diez o quince minutos  o todo el día y sigas maldiciendo a la persona que se te atravesó.
- Que cuando tengas mucha prisa y el autobús no respete tu parada de alto, no pienses que es una mala persona, que probablemente lo hizo para molestarte, que seguramente te vio y no se paró para hacerte la maldad y que además se burló de ti.
- Que cuando estés cenando con tu familia, uno de tus hijos, después de que le repetiste mil veces que tuviera cuidado, tire el vaso con agua o leche,  y no explotes, para que no hagas todo un drama, eches a perder la convivencia de todos y que una cena que pudo servir para unir a la familia terminara en tragedia.
- Que cuando te levantes tarde para llevar a tus hijos a la escuela, no empieces a gritar, a jalonear, a echarle la culpa a los niños, y en lugar de eso hagas todo rápido, con prisa y con amor.
- Para que cuando estés cansada o tengas un gran dolor de cabeza y tu pequeño hable y hable y hable  sin parar de como le fue en la escuela o de su programa favorito, no le grites: ¡Cállate y vete para allá, que me duele la cabeza!
- Para que cuando una amiga o amigo no te conteste de buena manera el teléfono o el mensaje, o esté serio contigo, o no recibas lo que esperas de él o ella, no pienses que no te quiere, que qué mal amigo es, sino que te vuelvas compasiva, lo entiendas y pienses que tal vez está pasando por un momento difícil.
- Para que no saltes y defiendas tus puntos de vista en el mismo instante en el que alguien haga un comentario y difiera de tus creencias.
- Para que tengas tolerancia con tus compañeros del trabajo.
- Para que des sin esperar nada a cambio.
- Para que veas a las personas como seres humanos y comprendas que también tienen problemas, necesidades y dificultades igual que tú.
- Para que aprendas a separar tu trabajo de tu casa y cuando llegues cansada en la noche no te desquites de tu mal día con tus hijos o con tu esposo.
- Para que no creas que todo lo que la gente dice o hace gira en torno a ti.
- Para ser humildes.
- Para aceptar las consecuencias de tus decisiones.
- Para que nadie logre hacer que pierdas tu equilibrio con un comentario o una acción.
- Para que cuando tu pareja no baje la tapa del baño, no hagas un drama.
- Para que vivas en armonía y disfrutes la convivencia de los demás.
- Para que cuando pidas un consejo y no te guste la respuesta porque sabes que es verdad, no le dejes de hablar al consejero.
- Para que no te salgas del grupo de watsup en el instante en que leíste algo que no te gustó.
- Para que veas más allá de lo que ven tus ojos, para que comprendas el dolor y el sufrimiento ajeno.
- Para que cuando tu hijo llegue con una mala calificación de la escuela no te pongas como loca contra él o contra la maestra, para que mejor le preguntes que pasó y que le ayudes a mejorar esa nota.
- Para aceptar tu realidad.
- Para que cuando no te den el trabajo que pediste no pienses que fue porque el jefe es malo, o no te quiere.
- Para que no maldigas de por vida a aquella persona que tanto te lastimó.
- Para que aceptes que perdiste.
- Para que aceptes con humildad, que ganaste.
- Para respetar.
- Para que cuando llegue un cliente a tu negocio y te vaya a pagar con mil moneditas, le tengas paciencia.
- Para entender.
- Para que si alguien se va sin despedirse, no pienses que es un maleducado, sino que tal vez tuvo un problema y tuvo que irse rápido.
- Para que asumas tu responsabilidad y vivas tu vida, justo como tú lo desees.
 
Esto es tener paz interior. Nos hace ser mejores seres humanos, y nos hace enfocar nuestra energía en lo que realmente importa, en cumplir nuestros sueños, en generar más dinero, en ser felices, "en irnos al cielo".......
 
                                                                                                        Sinceramente
 
                                                                                                            Mariana

sábado, 3 de octubre de 2015

Relación formal... ¡¡¡¡¡¡a los 15!!!!!!

Estando con unas lindas niñas de 15 y 16 años, les pregunto: ¿Oigan y van a ir los niños que les gustan a la fiesta? El mío si, dice una, el mío no, me contestó otra muchachita, la tercera me dijo muy seria:
No señora, yo no puedo.
 ¿No puedes qué?
-No puede gustarme nadie-
 ¿Por qué no?
-Porque ya tengo un novio formal- (Los ojos se me saltaron a tal grado que casi se me salen)
¿Cómo que formal? le pregunté,
 -A pues mire señora, es que nuestros papás ya se conocen y nuestra relación es muy seria. El me quiere mucho y nuestras familias también se quieren, vamos juntos a todos lados y nuestras abuelitas también son amigas.
 
Espero que  ustedes ya hayan notado lo mismo que yo en la conversación anterior. Por supuesto, ¡los adolescentes y jóvenes menores de 20 y me atrevería a decir que hasta los 22 años, no deberían tener una "relación formal"!
 
 ¡Nunca! Jamás, los papás deberíamos propiciar un noviazgo así. Los adolescentes deben tener novio o novia cuando quieran y el que quieran, cada familia pondrá los límites que crea convenientes según sus costumbres y valores, las visitas, las idas al cine, invitar de manera informal a comer al novio en casa de la niña, que cada papá y mamá las controle como crean necesario.
 
Sin embargo no debemos meternos más que hacerla de chofer y cuidador en la relación de ellos dos. Precisamente, porque es una relación de adolescentes. El que uno como mamá o papá, se haga  amiga o amigo de la mamá, del papá, tíos, abuelitas, vecinos y demás no es necesario para que ellos dos se diviertan, (porque para eso son los noviazgos a esa edad, para que disfruten y se diviertan).
 
Nosotros como padres de los niños en cuestión, formalizamos esa relación cuando:
 
Invitamos a sus papás a comer o cenar a nuestra casa o al aceptar una invitación a su casa.
Nos hacemos amigos de sus papás, compartimos teléfonos, Facebook, y demás.
Al pasar Navidad, Año Nuevo, y otras fechas  importantes juntas, las dos familias.
Al irte a desayunar con la mamá del novio o novia, para ser más amigas todavía.
Al llevar al niño o niña a casa de los tíos o abuelitos para convivir todos en familia.
Al llevarlo o llevarla de pareja a todos lados, bodas, funerales, graduaciones y ceremonias privadas que sólo son importantes para la familia. 
 
Cuando hacemos esto, cuando le damos una importancia excesiva a la relación de adolescentes y jóvenes, los limitamos. Les quitamos todo su derecho a decir, ya no quiero ser tu novio o novia. Imagínate el peso tan grande que será avisar a toooda la familia de su separación. Les quitamos el derecho a terminar con él o ella y andar con otra niña o niño que les guste más, o simplemente no andar con nadie.
 
Aguantan más, como si estuvieran casados, aguantan escenas de celos, infidelidades, maltratos, y sobre todo,  andar con alguien que ya no les gusta, la responsabilidad que tienen encima es enorme, lo más triste es que nosotros se las impusimos. Ya no son como cualquier pareja de bachiller que ya no se gustan y cada quien se va por su lado, tal vez sufran un poquito pero es parte de su madurez y aprendizaje. Nada que no puedan superar. A esa edad se cura todo más fácil y la vida continua.
 
Pero si  su noviazgo es formal, pues hay que enterar a toda la familia, y no falta la mamá que persuada a la niña o niño para que siga con él, porque "es un buen partido".  Les quitamos todas las oportunidades de conocer más gente, de salir, de estudiar, de viajar, de irse de intercambio a otro país. En pocas palabras, les hacemos la vida más complicada.
 
Yo creo que la pauta para formalizar una relación, además de la edad, la tienen que dar los novios, no las familias. No hagamos madurar a nuestras hijas e hijos antes. Todo tiene que llegar a su tiempo, la juventud es hermosa, sobre todo cuando se vive al ritmo que debe de ser. No los limites, un buen partido para ti, no siempre lo es para tus hijos.
 
 
                                                                                                      Sinceramente
 
                                                                                                          Mariana
 
 
 
 


domingo, 20 de septiembre de 2015

Antes de tener hijos

Nuestros hijos son los regalos más hermosos que nos pudo dar la vida, pensamos que no hay manera de amarlos más, pero conforme van creciendo el amor que sentimos por ellos es el más grande que alguien se pueda imaginar. Todo lo hacemos con la finalidad de que sean felices, nos desvivimos por ellos y todo gira a su alrededor. Todos los desvelos son pagados con su sonrisa, cuando sus manitas tocan tu cara parece que estás en el cielo; son lo mejor que nos ha pasado en la vida y volveríamos a repetir la historia una y otra vez, sólo por que existieran ellos.
Todo esto es verdad.
 
Sin embargo, si lo anterior se los decimos así tal cual a nuestros hijos, sobre todo a las niñas, igual que nuestros padres nos lo contaron a nosotros, consciente o inconscientemente su reacción es: ¡Casarse y tener hijos! "Es lo mejor que les ha pasado a mis padres, yo me quiero sentir así."
Les contamos esta historia desde que tienen uso de razón, cómo comprendemos que lleguen con su novio  de 20 años, a decirnos que se quieren casar y los tratemos de persuadir de que no lo hagan y mucho menos de que tengan hijos tan jóvenes, y nos hagan caso, es prácticamente imposible; para borrar esa historia habría que llevar a cabo un procedimiento sicológico o de trabajo inconsciente fuerte,  y tal vez para entonces ya sea demasiado tarde.
 
La mayoría de las mamás, abuelas, maestras y tías les decimos a los adolescentes y jóvenes que "vivan su juventud", que viajen, que trabajen para forjar un mejor futuro del que nosotras les dimos. Pero no les damos argumentos suficientes desde pequeños para saber por qué lo deben de hacer antes de casarse o al menos antes de ser papás.
 
A nuestros hijos nunca, jamás les contamos lo difícil que es criarlos, la cantidad de dinero enorme que cuestan, ¿Cuánto? Todo lo que poseas, eso cuestan los hijos. El cansancio tan grande que causa cuidar un bebé, que ni una semana dormida sería suficiente para reponer la fuerza necesaria para seguir. El que ya no puedes hacer y decidir sólo por ti, tienes que ver sus necesidades antes que las tuyas, los gustos o pasatiempos que quieras tener serán después de sus gustos o pasatiempos, leer un libro, estudiar, arreglarte, salir a una fiesta, ir al salón de belleza,  darte un masaje o simplemente bañarte agusto,  se convierten en "hazañas" para una mamá con hijos pequeños. Ya no puedes viajar cuando quieras, trabajar cada vez se vuelve más complicado, estar a solas con tu pareja ni soñarlo y  la situación económica se vuelve más tensa conforme crecen.
 
El contarles esas cosas a nuestros hijos no hace que los queramos menos, no quiere decir que les va a pasar algo, no tiene por qué hacernos sentir culpables. Más culpables deberíamos sentirnos de que nuestra hija de 18 años muera de ganas por tener un bebé, para comprarle mucha ropita y ponerle ese hermoso sombrero rosa que vio en la tienda.
 
Tenemos que cambiar esa cultura que nos caracteriza de padres, sobre todo, madres sumisas, debemos hacerles tomar conciencia de la responsabilidad tan grande que es tener un bebé, pero antes, mucho antes de que tengan 20 años. Debemos romper mitos y culpas de lo que nos podría pasar si hablamos "mal" de tener hijos. No hablamos mal, sólo decimos la verdad.
 
Los niños de ahora son muy inteligentes y necesitan excelentes argumentos para cambiar de opinión o para tomar decisiones. Ellos piensan más que nosotros a su edad. De todo quieren una explicación, y ¡Así debe ser!
Vamos a darle armas poderosas a nuestros hijos para que ellos decidan su futuro, ellos solos, que no vivan nuestra vida, que todas las creencias sin fundamento que les heredamos no sean la causa de su infelicidad.
 
Vamos a permitirles elegir su futuro, el que a ellos les guste y el que los haga muy felices!
 
                                                                                             Sinceramente
 
                                                                                                 Mariana
 

sábado, 12 de septiembre de 2015

Tú estás mal... y yo estoy bien

En algunas ocasiones  un amigo, amiga, algún familiar o algo que lees o escuchas te hace enojar muchísimo; inmediatamente te pones a la defensiva, tratas de exponer tu punto de vista (contrario, por supuesto), si puedes, inicias una confrontación, te defiendes con todas tus armas y nunca dejarás que te ganen.
¿En qué momento se volvió algo en tu contra? Si en lo que escuchaste o leíste no estaba ni siquiera tu nombre, te apropiaste del comentario y estás completamente segura que no es correcto. No estamos hablando de religión, de política o de un tema de gran controversia, sino de un simple comentario, el cuál para otras personas pasó desapercibido. 
Cuando eso nos pase, podríamos hacer un alto y ver, qué fue lo que nos causó tanto enojo, si observaras paso a paso lo que escuchaste tal vez descubras qué es lo que realmente te molestó. Cuando te des cuenta, lo puedes utilizar a tu favor para poder mejorar y cambiar eso que te lastima o te afecta.
La mayoría de las veces nos cegamos y nos resistimos a ver la realidad, la que está en el fondo de nosotros y sólo enfocando nuestra atención, en el enojo por ejemplo, podemos descubrir de que se trata. A veces no nos gusta que nos digan la verdad, y por eso nos enojamos, lucharemos con todos los argumentos que tengamos a la mano para demostrar que "yo no soy así" y que es mentira lo que están diciendo. Crees que la gente está en contra tuya, cuando tú eres la que está en contra de ti.
No te gusta tu situación vital, pero tampoco haces nada para cambiarla, responsabilizamos a todos menos a nosotras mismas de las cosas que nos pasan. Si tenemos fuerza y coraje (como debe ser), para pelear con los demás, los podríamos tener para luchar contra nuestros "demonios", contra nuestros miedos y nuestras debilidades, que son los que principalmente nos impiden vivir como queremos.
Aceptar tus responsabilidades e independizarte, implica madurar. No tengas miedo, es difícil empezar, sin embargo las recompensas valen la pena.
Cuando llegas a ese estado anhelado de madurez y de vivir en paz, contigo misma y con los demás, no perderás el tiempo tratando de convencer a un desconocido de algo que ni siquiera tiene tanta importancia, no discutirás, simplemente porque tú sabes que tienes la razón y eso te basta, sabes quien eres y lo que vales, conoces lo que haces y lo que no haces y estás consciente de que eres un ser pleno, inteligente y libre.
                                                                                                 Sinceramente
                                                                                                     Mariana  

domingo, 6 de septiembre de 2015

Las "señales secretas" de los hombres

Hasta que no entendamos y abramos los ojos ante las verdaderas "señales" que nos mandan los hombres, no vamos a encontrar una pareja justo como a nosotros nos gusta.
 
Es muy duro escucharlo pero en la mayoría de las ocasiones es la verdad: Sufrimos porque nosotros escogimos mal, decidimos no ver absolutamente nada de la realidad de un hombre, y lo cubrimos solo con lo que nosotros quisimos creer.
 
Conocemos a alguien que podría ser un buen prospecto de pareja, y ahí empieza nuestra creación del "hombre ideal para nosotras". Nos hacemos falsas ilusiones y empezamos a ver atenciones, amabilidad y situaciones románticas donde no las hay. Somos todo, menos objetivas, creemos lo que queremos creer, y vemos cosas inexistentes que se ajustan a nuestras necesidades.
 
-"No me llama porque le gusté tanto que, seguramente quiere una relación en serio y va a pensar muy bien las cosas para no regarla y casarnos pronto."  
 
-Se estuvo toda la noche platicando con sus amigos en la fiesta porque no quería atosigarme con su presencia y el no quería echarlo todo a perder.
 
-Seguro no me habla porque perdió mi número de teléfono o no me habla porque le robaron el celular, o no tiene señal, o tiene mucho trabajo.
 
-Invitó a otra muchacha en lugar de a mí a la cena porque quiere darme celos.
 
-Seguro anda con ella porque lo obliga.
 
-Es que es muy tímido por eso no se atreve a decirme que me ama.
 
-Tiene muchos problemas y su vida es muy difícil por eso no me busca.
 
Y así nos podemos seguir toda la vida, creyendo que nos ama, viendo solo lo que nos conviene ver. La realidad de las cosas es que: ¡LOS HOMBRES NO UTILIZAN NUNCA SEÑALES! No saben hacerlo y no les interesa hacerte pensar algo para hacer algo diferente.
Si le gustas a un hombre, inmediatamente te vas a dar cuenta, así de simple, sin pensar, o adivinar, o descifrar códigos secretos. Si le gustas, te busca, te invita o te llama.
 
Ellos se las ingeniarán, para conseguir tu número de teléfono, si se le pierde el celular, se lo roban, se le rompe, tiene mucho trabajo, tiene que salir de viaje y más cosas, quédate completamente tranquila, porque EL te va a avisar, o te mandará decir con alguien la situación.
 
Si no te escucha ahora, si no te busca, si no eres la persona más importante para él en este momento, menos lo va  ser cuando logres casarte con él.
 
Dejemos de inventar historias de amor donde no las hay. Después en el matrimonio resulta que nada era como pensábamos, ¡Por supuesto! efectivamente nada era así, nada era real. Y ahora.... sobre ellos: Es que no me entiende, es que no soy su prioridad, es que no me ama como yo, es que me trata mal, es que no está junto a mi.
No es a fuerza que alguien te ame. Todo llega a su tiempo y como debe ser, no te desesperes, ámate tu, y sólo espera cosas de ti misma, sueña, fantasea y trabaja en ti.
 
                                                                                                     Sinceramente
                                                                                                         Mariana


domingo, 30 de agosto de 2015

El príncipe azul

Soñamos con él toda la vida. Desde que éramos pequeñas las películas de Blanca Nieves, la Cenicienta y la Bella durmiente, nos enseñaron que había que esperar por él. Después en las novelas (que no debimos de haber visto nunca), nos mostraron la manera en la que había que sufrir y esperar por el amor verdadero. No importa si había que "quitárselo" a alguien, si ya tenía novia, si eran de dos mundos diferentes, si estaba casado, si nos hacía llorar ese amor; el secreto era esperar y al final, tanto en los cuentos como en las novelas vivían "felices para siempre".  
 
Dentro pero muy dentro de nosotras existe un patrón de cómo "buscar novio", nos lo instalaron de pequeñas, y nos dijeron también cómo tenía que acabar la historia. ¡Siempre íbamos a ser felices! El proceso de cómo teníamos que hacerle para ser felices, nunca nos lo dijeron. Eso no viene al final de la película. Por lo tanto, nos las ingeniamos para llegar a ese fin, por supuesto de la manera más práctica y cómoda para nosotras.
 
Muchas pensamos, claro inconscientemente, que los hombres son robots. Queremos que piensen como nosotras, que hagan y digan  lo que nosotras queremos,  que nos adivinen el pensamiento y que reaccionen justo como deseamos; que nos regalen lo que queremos y que su objetivo en la vida sea igual al de nosotros, que utilicen nuestros métodos y nuestros caminos para solucionar y hacer las cosas. Que vivamos como nosotras soñamos vivir, que eduquemos a los hijos como nos educaron a nosotras, que sus sueños sean nuestros sueños.
 
¿Y ellos?
¿Y sus sueños?
 
Ya que tenemos al príncipe azul asegurado, no lo dejamos brillar. Lo queremos amoldar a nuestro modo, y hacer todo a nuestra manera. Entonces, como queremos que nuestro robot actúe de una manera y no lo hace, empiezan los problemas. Y es ahí, cuando nos convertimos en enojonas, aburridas, amargadas, molestas, quejumbrosas, deprimidas y desganadas.
 
Nada es como nos lo pintaron cuando éramos niñas. Así no se suponía que terminaba  la historia, el príncipe iba a hacer todo lo que nosotras queríamos y a nuestro modo y no fue así.
Creemos que merecemos todo sin ofrecer nada a cambio, y que sólo por amor nos van a seguir queriendo, sin que nosotras hagamos nada para que los objetivos se cumplan.
 
Para que todo funcione, debemos de casarnos siendo conscientes de que  los esposos no van a utilizar nuestros métodos para todo, simple y sencillamente porque son diferentes a nosotras, no pensamos, resolvemos, queremos, sentimos, entendemos, aprendemos y muchas cosas más, de la misma manera.
 
Al comprometernos en matrimonio, debemos aceptar estas condiciones, saber que el esposo es un ser humano, totalmente diferente a ti. Y debemos respetar sus decisiones, tiempos y formas de hacer las cosas, (entiéndase respeto como lo que es, no como sumisión). Es parte importante para que la relación prospere y el amor y la felicidad perdure.
 
Al aceptar esto y estar conscientes, de que nos casamos con un ser humano, no con una máquina de deseos, las frustraciones y quejas van a desaparecer, vas a estar agradecida con lo que tienes y a valorar muchísimo más las cosas que van lograr, pero juntos; cuando encuentras un equilibrio y entiendes que tu opinión puede se aceptada o rechazada y sabes que es sólo eso, una opinión, no una imposición, te vas frustrar menos, porque sabes que son un equipo de dos.
 
 Deja de resistirte a tu realidad y harás que tu príncipe azul...... brille! 
 
                                                                                                          Sinceramente
 
                                                                                                             Mariana
 

domingo, 23 de agosto de 2015

El segundo aire

¿Cuántas veces has pensado en divorciarte? ¿Cuántas veces has imaginado estar "libre" para disfrutar nuevamente tu vida? No es que no te guste estar con tu pareja, simplemente crees que necesitas algo diferente, sientes que necesitas evolucionar.
Después de varios años de matrimonio, empiezas a querer algo más; empiezas a aburrirte de lo mismo, y buscas por todos los medios separarte de tu pareja, el pretexto es lo de menos. Le pides el divorcio por incompatibilidad de caracteres, por desamor, porque "no eres tú, soy yo" y otros argumentos más.
Al fin firman los papeles y estás ¡Legalmente libre!
¡Ahora si! Piensas, a vivir la vida. Voy a "agarrar, mi segundo aire".
Empiezas a llamar a tus amigos y claro que saldrán contigo,  tu vas en plan de ligar obviamente.... ¡Ya puedes ser feliz!
Las primeras veces no serán tan "ligadoras" como te lo imaginabas, pero no importa, apenas estás agarrando vuelo  y recordando cómo lo hacías cuando eras joven. Te emociona la fiesta, salir y conocer los antros de moda, ya no tienes a nadie que te está reclamando que volviste a salir, si apenas lo hiciste hace ocho días.
Tus amigos o amigas  de siempre tal vez te sigan el ritmo un par de meses, pero nada más; ya no  pueden o ya no quieren seguirte el ritmo, ellos si tienen una pareja con la que quieren salir, o con la que quieren quedarse en casa a ver una película.
Empezamos a buscar nuevos amigos, pero no encajamos del todo porque o están muy jóvenes o están casados. Te das cuenta que las cosas no son como creías que iban a ser; no es como antes, no eres el alma soltera de la fiesta y no es tan fácil ligar como lo habías planeado. Estabas completamente seguro o segura, de que al tener "libertad" ibas a andar con muchos amigos y a tener novio o novia fácilmente  como cuando eras joven. Pensabas que todo iba a ser diferente y que agarrar tu segundo aire sería la cosa más increíble y fácil del mundo.
Después de varios meses, te empiezas a sentir igual de vacío o insatisfecho que antes. Te das cuenta de que estás igual que cuando estabas "atado" pero ahora estás solo. Sin pareja que te cuide o que te reclame que pasas pocas horas junto a él o ella.
Con tanto tiempo para pensar, descubres que, sólo necesitabas reconsiderar las cosas que te importan, que te alegran, y sobretodo descubrir las cosas que tienes que cambiar tú, no tu pareja o tu situación.
Antes de dar el gran paso y decirle a tu pareja, que quieres el divorcio porque necesitas algo diferente, busca ese cambio dentro de ti, cuando cambias tú, cambia tu entorno completamente.
Después de un buen proceso de "ubicación" podemos agarrar nuestro segundo aire.... pero con la misma pareja, disfrutando y agradeciendo todos los años y todas las experiencias que hemos pasado juntos y sobretodo con alguien que elegimos para vivir... hasta que la muerte nos separe!
                                                                                                       Sinceramente
                                                                                                           Mariana