domingo, 8 de mayo de 2016

Por favor, no me hagas convivir con ella

Pareciera que tu relación aunque no es perfecta, es normal. Un poco fría, de vez en cuando un poco romántica. Acostumbrados a la monotonía y a la rutina los días pasan. Los dos trabajan mucho y platican poco, aunque se vean varias horas al día, ese tiempo no es de calidad.
 
Así viste a tus padres vivir, y así crees que es lo normal. Sabías que tarde o temprano la "chispa" se perdería, y tu esposo pase lo que pase iba a seguir junto a ti, pues eres buena esposa, buena madre, buena mujer y  muy trabajadora también.
 
De pronto sientes que las cosas cambian, él se comporta diferente, a lo mejor es más atento pero sabes que es porque se siente culpable, no porque quiera reavivar nada...
Está más contento, sonríe... pero no contigo sino para sus adentros...
Cambia su rutina, se arregla más, se tarda más en llegar a casa...
 
Cualquier esposo puede cambiar su rutina, mejorar su apariencia, cambiar de humor, llegar a casa tarde después del trabajo, eso no quiere decir nada. Es algo que intuyes, algo que sabes que no anda bien. Cuando no eres una mujer celosa lo sabes más pronto que ninguna otra. Las amigas que son celosas siempre ven moros con tranchetes y todo lo ven sospechoso así que para ellas todo lo que haga y diga el esposo será usado en su contra, pero esa es otra historia.
 
Los pensamientos inundan tu cabeza y tal vez se refuercen con algún comentario de una de tus mejores amigas tratando de abrirte los ojos. Sin embargo, nada pasa, nada haces, nada cambia. Ya rondas en los 40 y no vas a empezar de nuevo, ni siquiera vas a permitir que alguien venga a quitarte lo que ya has trabajado durante tantos años.
 
Toda una vida amoldándote a alguien para que de pronto te quedes sin molde. Quedarte sin pareja, sin hogar, sola. Los pensamientos jamás traspasan tu mente, nunca se convierten en palabras, ni siquiera los vuelves a pensar. Decides que todo seguirá como siempre, pretendiendo que él no tiene otra mujer, continuando con la rutina diaria y la monotonía de siempre... Ni siquiera vas a investigar quién es ella. Para qué, si es más bonita que tú sufrirás más todavía, y si tú eres más bonita te dolerá el saber que ni siquiera lo pudiste retener a tu lado. Los demás se preguntan: ¿Cómo es que no se da cuenta? ¿Por qué no sospecha nada? No es posible que no se entere.
 
Lo peor llega cuando el hombre cínico abusa de tu "inocencia" y las presenta, las manda juntas a cerrar un negocio, a un curso o simplemente de vacaciones al mismo lugar, a lo mejor ni siquiera sabes que es ella la tercera en discordia, probablemente hasta se hagan amigas.
 
¡Qué humillación tan grande! Todo mundo está enterado que ella es la amante menos tú y si lo sabes peor aun...
 Es muy triste y doloroso que entre mujeres nos hagamos tanto daño, que no nos importe el dolor que pueda sentir una esposa al saber que su marido le es infiel. Que además nos burlemos de la esposa pensando que a ti nunca te va a pasar. La vida da muchas vueltas y todo se regresa triplicado, lo bueno y lo malo.
No permitas un matrimonio así, te vas a consumir en vida. Sí va a ser complicado al principio pero vas a salir adelante, mucha gente te quiere y lo más importante es que te quieras y te valores tú. Nunca somos demasiado grandes para claudicar y permitir una infidelidad.
Si hay vida, hay que disfrutarla y realmente vivirla.
 
Y un consejo para los esposos infieles:
"Ya es suficiente doloroso el saber que son infieles, por favor no la hagas convivir con ella..." 
 
                                                                                                      Sinceramente
                                                                                                         Mariana
 
 
 
 
 

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