lunes, 26 de octubre de 2015

Los hechizos que lanzamos a los hijos

¿Suena a brujería no? No es así, sin embargo funciona igual que los brujos en las películas de hechiceros. Seguramente, la mayoría nos sentimos ajenos a este título, tal vez estés pensando: "nunca le he lanzado un hechizo a uno de mis hijos, ni lo haré jamás"
Sin embargo, todos, salvo algún que otro padre o madre perfectos, lo hemos hecho en muchísimas ocasiones. Hemos dicho frases o palabras con tal frecuencia, fuerza y convicción  a nuestros hijos que como varita mágica, los tocamos e inmediatamente, se "hechizan".
 
Es nuestra obligación como padres, educarlos e inculcarles valores que harán que su vida sea más tranquila y productiva, les enseñamos qué está bien y qué está mal. Crecen dentro de nuestra religión, porque nos gusta, nos sentimos contentos y estamos seguros que es la correcta. Cuando son pequeños, elegimos su escuela, sus amigos, su ropa, decidimos que es correcto y que no, pensando siempre en su seguridad e integridad, escogemos su dieta, los juegos y programas de televisión que ven, (los niños de ahora cada vez son más despiertos, así que obligarlos a algo es más difícil, necesitamos argumentos válidos y explicarles el por qué de cada cosa).
 
Pienso que hasta ahí, vamos bien. Lo complicado empieza cuando no los dejamos desarrollar su propia personalidad. Hay situaciones muy sencillas como ver el fútbol; todos "tienen" que verlo, les guste o no, es una tradición familiar y pobre de aquél hijo que se le ocurra ponerse a hacer otra cosa porque no le gusta ver el partido.
Y hay otras más complicadas como un divorcio. Cada papá o mamá, le explica al niño su versión de la historia, por supuesto que las dos son totalmente diferentes, el contrario tuvo la culpa, él o la que cuenta la historia, siempre son víctimas. Una respuesta sencilla para el niño, como: nos dejamos de querer, no nos entendimos, nos dimos cuenta que nos hacíamos daño juntos pero a ustedes siempre los vamos a querer, es insuficiente para la mamá o el papá. Les contamos cosas que sí pasaron por supuesto,  pero las decimos desde nuestra perspectiva, juzgando y dándole un tono de victimismo hacia el que lo cuenta. En pocas palabras, les envenenamos la mente.
 
Los hechizos que lanzamos sobre nuestros hijos son frases o creencias que son nuestras, de nadie más, y las hacemos verdaderas, lo más seguro es que nuestros padres nos las dijeron y a ellos, sus propios padres. Y así, sin contemplar ningún criterio se las vamos colocando en la mente subconsciente a nuestros hijos, les vamos formando su identidad personal, rellenando cada pedacito vacío  con todo lo que a nosotros nos gusta o nos molesta.
 
Cuando la mamá o el papá dicen: 
No me gusta la sopa
La carne de pollo es mala para la salud
Las espinacas saben feo
Tu tía es mala persona
Te vas  caer
Te vas a enfermar
Tu abuelito no te quiere porque quiere más a tus primos
Tu prima no te quiere porque eres pobre
La gente que tiene dinero no es feliz
El dinero es malo
El trabajo tiene que ser duro para que valga la pena
Para ser feliz, hay que sufrir
Todos los amigos te quieren porque necesitan algo de ti
Tu mamá es mala
Tu papá es malo
Todos los hombres son malos
Todas las mujeres son locas
 
Todo esto son opiniones que son nuestras, nada más. Vemos las cosas desde nuestra perspectiva. (entiéndase que si un vecino o familiar es un delincuente, es nuestro deber proteger y alejar a nuestra familia de esa persona, para eso debemos tener un criterio).
 
Les vamos envenenando la mente a nuestros hijos y los condenamos a cometer nuestros propios errores también, somos soberbios y orgullosos y no permitimos que cambien su manera de pensar, peor aún es, que estamos mal, enfermos y sin dinero y seguimos mandando las mismas creencias que hicieron que llegáramos ahí.
 
Sé impecable con tus palabras (es uno de los cuatro acuerdos), cuando reflexionamos y entendemos perfectamente esta frase, hablaremos menos, y tendremos mucho cuidado en no lanzar hechizos a nuestros hijos.... Les daremos libertad y tendrán la oportunidad de ser mejores personas que nosotros.
 
                                                                                Sinceramente
                                                                                    Mariana
 
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 17 de octubre de 2015

¿Y cómo le hago para tener paz interior?

 
Es un proceso, no la puedes obtener de un día para otro, sin embargo entre más segura estés de quererla, más fácil y rápido la obtendrás. Cuando dices basta, cuando ya no quieres seguir con las voces que rondan tu mente, las cuales hacen que tus pensamientos vuelen, te lastimen y te distraigas de las cosas que realmente importan, es cuando empiezas a "despertar", a darte cuenta de lo que te hace daño y a dejar a un lado la soberbia, el ego y es cuando llega la humildad y al fin, la paz.
 
Primero tienes que aceptar. ¿Qué hay que aceptar?
¡TODO!
-Tu color de piel, tus ojos, tus manos, tus pies, tu cabello, tu voz, tu cuerpo.
-A tus hermanos, a tus padres, a tus hijos, aceptar a toda tu familia, a tus vecinos, a los maestros de tus hijos, a tus compañeros de trabajo,  todo lo que no te gusta, sus pláticas, sus modos, sus decisiones, su manera de ser.
-Las consecuencias de tus decisiones, me atrevo a decir que la mayoría de nuestros problemas, son causados por las decisiones equivocadas que tomamos, así de fácil, no hay más.
-Las cosas materiales que posees, todas. Una por una, sean pocas o muchas, te gusten o no (lo cual no quiere decir que ya no vas a querer más o a superarte).
-Tu enfermedad.
 
Aceptar es no resistirse, es dejar que la vida fluya, es concentrarse en lo que realmente es importante, es aprovechar toda tu energía para cumplir tus sueños. Cuando no aceptas, estás enojada, vives contracorriente y nada fluye bien, las cosas te salen mal porque quieres vivir una vida que no tienes, quieres que la gente sea diferente. No podemos cambiar a cada una de las personas, ni  cada una de las situaciones ajenas a nosotros, sin embargo te irás dando cuenta poco a poco, que si cambias tú, cambia todo a tu alrededor.
 
Siempre ten presente que todos somos seres humanos, que somos iguales, que tenemos problemas, alegrías, tristezas, preocupaciones. No nada más tú estás preocupado, triste o enojado. A todos nos pasan las mismas cosas, cuando empezamos a entender a los demás, descubrimos por qué está de malas siempre, por qué está seria esa persona, por qué grita, por qué llora.
 
Ejercicios:
 
1.- Cuando te vengan pensamientos negativos o que te causen conflicto, miedo o dolor, di: CAMBIA, dilo fuerte, grítalo si puedes, si lo gritas mentalmente porque tienes gente a tu alrededor, también sirve.  Siempre hazlo, no permitas que se te escape ni un solo pensamiento; entre más lo repitas más funciona. Acostumbrarás a tu mente a que no piense en cosas negativas y que te causen daño. Vamos a entrenarla.
(Taller de desarrollo personal. Dosindo Blanco, www.dosindo-blanco.com )
 
2.- Escoge un lugar tranquilo. Siéntate en una posición cómoda. El tronco y la cabeza deben permanecer rectos, las manos, sobre las rodillas con las palmas hacia arriba. Mantén los ojos abiertos, pero no tensos, sino relajados, en un punto que esté ubicado frente a ti, a una distancia no mayor a un metro. Suelta el cuerpo varias veces, hasta que lo sientas equilibrado.
 
Concéntrate en tu respiración. De ser posible haz la respiración abdominal, (recuerda que toda respiración, consta de inhalación y exhalación.
Respira por la nariz, inhalando tanto aire como puedas, no fuerte o ruidosamente sino suavemente. Luego exhala tranquila y lentamente, expulsando el aire hasta vaciar completamente los pulmones. Al exhalar, pronuncia suavemente (mental o vocalmente) la palabra NADA, sintiendo la sensación de nada, que todo tu ser se vacía, al tiempo y de la misma manera que se vacían de aire los pulmones.

Vuelve a inhalar y a exhalar, pronunciando NADA, sintiendo que todo tu ser se relaja, que tu cerebro, brazos, estómago, piernas, quedan vacíos. Lo decisivo es permanecer el mayor tiempo posible con la sensación de "mente vacía".
(Del sufrimiento a la paz, Padre Ignacio Larrañaga, Ed. San Pablo)

Al principio, no será fácil, vendrán a tu mente  imágenes y pensamientos, no te molestes, no pasa nada, vuelve tranquilamente a tu ejercicio y poco a poco tu mente te irá obedeciendo, hasta que tú logres controlarla por completo.

Para lograr algo sólo tienes que empezar a hacerlo, no lo pospongas, decide cambiar, decide ser feliz, decide tener paz.....

                                                                                                                Sinceramente

                                                                                                                     Mariana
 
 
 
 
 


domingo, 11 de octubre de 2015

Paz interior, ¿tú la tienes?

En todos lados se habla de tener paz interior, de buscarla, conseguirla y mantenerla dentro de nuestra vida; sin embargo no nos explican para que sirve. ¿Para ser feliz? ¿Para tener dinero? ¿Para cumplir tus sueños? ¿Para irte al cielo cuando te mueras?
 
La paz interior sirve para:
- Que cuando vayas manejando en tu coche y otro coche se te atraviese, no le empieces a gritar mil groserías (que ni siquiera te escucha), y pasen diez o quince minutos  o todo el día y sigas maldiciendo a la persona que se te atravesó.
- Que cuando tengas mucha prisa y el autobús no respete tu parada de alto, no pienses que es una mala persona, que probablemente lo hizo para molestarte, que seguramente te vio y no se paró para hacerte la maldad y que además se burló de ti.
- Que cuando estés cenando con tu familia, uno de tus hijos, después de que le repetiste mil veces que tuviera cuidado, tire el vaso con agua o leche,  y no explotes, para que no hagas todo un drama, eches a perder la convivencia de todos y que una cena que pudo servir para unir a la familia terminara en tragedia.
- Que cuando te levantes tarde para llevar a tus hijos a la escuela, no empieces a gritar, a jalonear, a echarle la culpa a los niños, y en lugar de eso hagas todo rápido, con prisa y con amor.
- Para que cuando estés cansada o tengas un gran dolor de cabeza y tu pequeño hable y hable y hable  sin parar de como le fue en la escuela o de su programa favorito, no le grites: ¡Cállate y vete para allá, que me duele la cabeza!
- Para que cuando una amiga o amigo no te conteste de buena manera el teléfono o el mensaje, o esté serio contigo, o no recibas lo que esperas de él o ella, no pienses que no te quiere, que qué mal amigo es, sino que te vuelvas compasiva, lo entiendas y pienses que tal vez está pasando por un momento difícil.
- Para que no saltes y defiendas tus puntos de vista en el mismo instante en el que alguien haga un comentario y difiera de tus creencias.
- Para que tengas tolerancia con tus compañeros del trabajo.
- Para que des sin esperar nada a cambio.
- Para que veas a las personas como seres humanos y comprendas que también tienen problemas, necesidades y dificultades igual que tú.
- Para que aprendas a separar tu trabajo de tu casa y cuando llegues cansada en la noche no te desquites de tu mal día con tus hijos o con tu esposo.
- Para que no creas que todo lo que la gente dice o hace gira en torno a ti.
- Para ser humildes.
- Para aceptar las consecuencias de tus decisiones.
- Para que nadie logre hacer que pierdas tu equilibrio con un comentario o una acción.
- Para que cuando tu pareja no baje la tapa del baño, no hagas un drama.
- Para que vivas en armonía y disfrutes la convivencia de los demás.
- Para que cuando pidas un consejo y no te guste la respuesta porque sabes que es verdad, no le dejes de hablar al consejero.
- Para que no te salgas del grupo de watsup en el instante en que leíste algo que no te gustó.
- Para que veas más allá de lo que ven tus ojos, para que comprendas el dolor y el sufrimiento ajeno.
- Para que cuando tu hijo llegue con una mala calificación de la escuela no te pongas como loca contra él o contra la maestra, para que mejor le preguntes que pasó y que le ayudes a mejorar esa nota.
- Para aceptar tu realidad.
- Para que cuando no te den el trabajo que pediste no pienses que fue porque el jefe es malo, o no te quiere.
- Para que no maldigas de por vida a aquella persona que tanto te lastimó.
- Para que aceptes que perdiste.
- Para que aceptes con humildad, que ganaste.
- Para respetar.
- Para que cuando llegue un cliente a tu negocio y te vaya a pagar con mil moneditas, le tengas paciencia.
- Para entender.
- Para que si alguien se va sin despedirse, no pienses que es un maleducado, sino que tal vez tuvo un problema y tuvo que irse rápido.
- Para que asumas tu responsabilidad y vivas tu vida, justo como tú lo desees.
 
Esto es tener paz interior. Nos hace ser mejores seres humanos, y nos hace enfocar nuestra energía en lo que realmente importa, en cumplir nuestros sueños, en generar más dinero, en ser felices, "en irnos al cielo".......
 
                                                                                                        Sinceramente
 
                                                                                                            Mariana

sábado, 3 de octubre de 2015

Relación formal... ¡¡¡¡¡¡a los 15!!!!!!

Estando con unas lindas niñas de 15 y 16 años, les pregunto: ¿Oigan y van a ir los niños que les gustan a la fiesta? El mío si, dice una, el mío no, me contestó otra muchachita, la tercera me dijo muy seria:
No señora, yo no puedo.
 ¿No puedes qué?
-No puede gustarme nadie-
 ¿Por qué no?
-Porque ya tengo un novio formal- (Los ojos se me saltaron a tal grado que casi se me salen)
¿Cómo que formal? le pregunté,
 -A pues mire señora, es que nuestros papás ya se conocen y nuestra relación es muy seria. El me quiere mucho y nuestras familias también se quieren, vamos juntos a todos lados y nuestras abuelitas también son amigas.
 
Espero que  ustedes ya hayan notado lo mismo que yo en la conversación anterior. Por supuesto, ¡los adolescentes y jóvenes menores de 20 y me atrevería a decir que hasta los 22 años, no deberían tener una "relación formal"!
 
 ¡Nunca! Jamás, los papás deberíamos propiciar un noviazgo así. Los adolescentes deben tener novio o novia cuando quieran y el que quieran, cada familia pondrá los límites que crea convenientes según sus costumbres y valores, las visitas, las idas al cine, invitar de manera informal a comer al novio en casa de la niña, que cada papá y mamá las controle como crean necesario.
 
Sin embargo no debemos meternos más que hacerla de chofer y cuidador en la relación de ellos dos. Precisamente, porque es una relación de adolescentes. El que uno como mamá o papá, se haga  amiga o amigo de la mamá, del papá, tíos, abuelitas, vecinos y demás no es necesario para que ellos dos se diviertan, (porque para eso son los noviazgos a esa edad, para que disfruten y se diviertan).
 
Nosotros como padres de los niños en cuestión, formalizamos esa relación cuando:
 
Invitamos a sus papás a comer o cenar a nuestra casa o al aceptar una invitación a su casa.
Nos hacemos amigos de sus papás, compartimos teléfonos, Facebook, y demás.
Al pasar Navidad, Año Nuevo, y otras fechas  importantes juntas, las dos familias.
Al irte a desayunar con la mamá del novio o novia, para ser más amigas todavía.
Al llevar al niño o niña a casa de los tíos o abuelitos para convivir todos en familia.
Al llevarlo o llevarla de pareja a todos lados, bodas, funerales, graduaciones y ceremonias privadas que sólo son importantes para la familia. 
 
Cuando hacemos esto, cuando le damos una importancia excesiva a la relación de adolescentes y jóvenes, los limitamos. Les quitamos todo su derecho a decir, ya no quiero ser tu novio o novia. Imagínate el peso tan grande que será avisar a toooda la familia de su separación. Les quitamos el derecho a terminar con él o ella y andar con otra niña o niño que les guste más, o simplemente no andar con nadie.
 
Aguantan más, como si estuvieran casados, aguantan escenas de celos, infidelidades, maltratos, y sobre todo,  andar con alguien que ya no les gusta, la responsabilidad que tienen encima es enorme, lo más triste es que nosotros se las impusimos. Ya no son como cualquier pareja de bachiller que ya no se gustan y cada quien se va por su lado, tal vez sufran un poquito pero es parte de su madurez y aprendizaje. Nada que no puedan superar. A esa edad se cura todo más fácil y la vida continua.
 
Pero si  su noviazgo es formal, pues hay que enterar a toda la familia, y no falta la mamá que persuada a la niña o niño para que siga con él, porque "es un buen partido".  Les quitamos todas las oportunidades de conocer más gente, de salir, de estudiar, de viajar, de irse de intercambio a otro país. En pocas palabras, les hacemos la vida más complicada.
 
Yo creo que la pauta para formalizar una relación, además de la edad, la tienen que dar los novios, no las familias. No hagamos madurar a nuestras hijas e hijos antes. Todo tiene que llegar a su tiempo, la juventud es hermosa, sobre todo cuando se vive al ritmo que debe de ser. No los limites, un buen partido para ti, no siempre lo es para tus hijos.
 
 
                                                                                                      Sinceramente
 
                                                                                                          Mariana