martes, 18 de octubre de 2016

La mejor solución para lo que sea, NUNCA es un hijo.

Nos urge casarnos, conquistar a ese guapo compañero del trabajo para que al fin se decida a pedirnos matrimonio... tu solución: ¡Un hijo!
Tu esposo sale mucho de fiesta, se va con sus amigos y te deja sola muchas noches porque no te invita a salir con él... tu solución: ¡Un hijo!
La relación con tu esposo es muy tensa tienen demasiados problemas y él anda muy distante de ti... tu solución... ¡Un hijo!
Tu hijo o hija se aburre mucho, o ya no puedes controlarlo, ya no sabes que hacer con él, nunca se cansa y sus berrinches te tienen hasta el gorro... tu solución: ¡Otro hijo!
Tu matrimonio ya dio lo que tenía que dar, ya van algunos años y cada vez ambos se aburren más... tu solución: ¡Un hijo!
Te sientes sola, el reloj biológico sigue avanzando y necesitas a alguien que te cuide cuando seas grande, tu solución: ¡Un hijo!
Tu esposo te dijo que ya no quiere seguir contigo, que quiere el divorcio, y tu solución para que no se vaya es: ¡Un hijo!
Tu esposo te fue infiel, ella sí tiene hijos y tú no, así que la solución es... adivinaste: ¡Un hijo!
El dinero no alcanza , el trabajo es demasiado, los problemas surgen por todos lados, lo más fácil de hacer en ese momento para salir de la rutina es: ¡Un hijo!

Los hijos jamás van a solucionar nada que no sea el que una pareja quiera tener un bebé de común acuerdo, para amarlo, educarlo, y que cuando sea adulto  tenga una vida libre y tranquila. Sin culpas, sin programas, sin objetivos de vida que lo marcan desde antes de nacer.

Los niños no son soluciones, son seres humanos indefensos y sobre todo  no piden venir al mundo a sufrir a una casa llena de gritos, infidelidades, carencias y maltratos.

¡SÉ RESPONSABLE!
No involucres bebés en tu vida si no estás en una situación estable, fuerte, tranquila, con paz. Todo llega a su tiempo y apresurar las cosas sólo causa mayores conflictos de los que ya hay a tu alrededor.

Pregúntale a quien quieras, a nadie le ha funcionado esa solución, tal vez un año, dos o tres. Después el infierno se hace más y más grande...
                                                                                       Sinceramente

                                                                                           Mariana

                                           


domingo, 2 de octubre de 2016

Me siento tan sola...

Hay días que parece que hablamos un idioma extraño. Nadie nos entiende, no comprenden lo que queremos o lo que sentimos. Nos sentimos tan solas. Llenas de voces, de trabajo, de quehaceres en la casa, de hijos, de esposo, de amigos, pero solas.

Ni siquiera nosotras sabemos lo que realmente sentimos, lo que realmente queremos. No sabemos si lo que tenemos es enojo o tristeza. No queremos que se vayan los demás pero tampoco queremos tenerlos cerca. Nos empiezan a llegar dolores físicos porque todo esos sentimientos fluyen y se transforman en dolor.

Lo peor que nos pueden decir es "estás loca", vas al doctor y su diagnóstico es "tiene usted estrés", "relájese y tome las cosas con calma para que se sienta mejor". ¿Cómo me relajo? ¿Qué es tomar las cosas con calma? ¡Relajarme de qué! Ni siquiera sé qué es lo que me está causando está ansiedad, este miedo, este desgano, esta soledad...

Te vuelves sensible y vulnerable, o todo te irrita o todo te hace llorar. Quisiéramos tener una goma mágica para borrar y volver a dibujar a las personas en el momento que nosotras queramos ver o desaparecer. 

Cualquier problema se hace enorme e imposible de resolver. Las noches en vela son eternas y los días cortos, no hay tiempo que alcance para hacer todo. Todos están en nuestra contra y nos sentimos tan solas...

Cuando me veas así, cuando me veas triste, cuando ni yo te sepa explicar que tengo, sólo abrázame, tal vez eso sea suficiente para que al otro día todo amanezca mucho mejor...


                                                                                                     Sinceramente

                                                                                                          Mariana