domingo, 18 de septiembre de 2016

Me quiero casar... ¡y tengo 40!

Nuestro sueño, al igual que el de muchas otras mujeres es casarnos. Hemos tenido uno o dos novios en serio y no se dio la relación; por alguna u otra razón no ha llegado el tan esperado "príncipe azul", ha pasado el tiempo y han desfilado por el altar enfrente de nosotras casi todas nuestras amigas, ya tenemos 40 y ni siquiera tenemos novio...

Te vienen mil pensamientos a la mente y a veces te rindes a tu realidad, dices: ¡ya, basta, nunca me casaré, lo dejaré por la paz! y otras veces te levantas con toda la actitud para empezar de nuevo y seguir soñando con ese día tan especial para vestirte de blanco junto al amor de tu vida.

Por muchas razones alguien de 40 no encuentra pareja para casarse, en esta ocasión sólo vamos a platicar de nuestras exigencias. 
Desde pequeñas nos enseñaron lo que valemos y lo que merecemos, hemos estudiado demasiado y también hemos invertido mucho en nuestra belleza física ¡Nos merecemos un Príncipe guapo y  obviamente rico!

Sin embargo así no funciona la vida, no hay catálogo de hombres ni de mujeres donde podamos escoger. Simplemente atraemos lo que somos, resonamos con alguien y no nos damos cuenta que él es el indicado porque nuestras expectativas son demasiado altas. Nos fijamos en lo que van a decir los demás. Como niñas de secundaria no podemos andar con un feo, o con un bajito, o con un gordito o con un flaquito, ¡nunca jamás! 

Queremos un modelo de revista, elegante, detallista, con dinero, culto, que sepa bailar, que sea espléndido etc etc. Nos quedamos en la época donde sólo la apariencia física importa, donde el buen esposo es como el que sale en las novelas de la tele. Exigimos y exigimos y se nos está yendo el tiempo por tanto esperar.

El amor a los 40 es un amor inteligente, maduro, lleno de experiencias buenas y malas para compartir con la pareja, lleno de aprendizaje y tranquilidad. Voltea a tu alrededor, baja la portada de la revista que tienes de ejemplo para encontrar a tu esposo y ve tu realidad, ve qué estás dispuesta a dar tú primero, empieza por amarte sin fanatismo, sin estar subidas en un pedestal inalcanzable por ningún hombre a menos que sea el príncipe de la Bella Durmiente. 

La felicidad es para todas y si te quieres casar, sigue soñando... siempre consciente... siempre feliz.

                                                                                                Sinceramente
                                                                                             Mariana Oropeza






domingo, 4 de septiembre de 2016

¿Para qué nos casamos?

Nunca nos preguntamos para qué nos queremos casar. Es normal y todos lo hacen. Es lo que sigue después de ser novios. Sin embargo antes de decir "sí, acepto" debemos preguntarnos ¿para qué?

Algunas mujeres se casan pensando en tener hijos, esa es su finalidad. Por supuesto, la pareja se embaraza inmediatamente y se vuelven papás de por vida, el amor lo dejan de lado, lo único que importa en su mundo son los hijos. Probablemente el esposo sea infiel, porque la esposa no le hace caso, no lo atiende o siempre está cansada de cuidar tanto a los niños.

Algunos más se casan para tener una casa, un coche y un hogar. Otros más se casan para salirse de su casa. Sin saber claro está que en muy poco tiempo también van a querer huir de esa nueva casa. Los conflictos los andan cargando con ellos y al lugar que se muden se los llevarán en la espalda.

La mayoría ni siquiera sabe para qué se va a casar. Ahí se irá dando poco a poco la relación, claro, hasta que poco a poco se acabe también, y se divorcien. Herencias, prestigio, comodidad etc. etc. Muchas son las razones conscientes o inconscientes para llegar al altar.

El problema no es ese. El problema es, que cuando cumples tu meta ya no tienes para qué seguir junto a esa persona. Si te casas para tener hijos, cuando los tengas,  ya no hay motivo para seguir juntos, los que sueñan con una casa y un coche cuando los tengan ya no queda nada más por hacer. Los que quieren un hogar, cuando lo forman ya no hay razón para seguir. Los que se casan para salirse de su casa cuando están fuera de ella ya no hay más por hacer.

El primer paso para llegar al matrimonio es responderte esa pregunta tan importante. Cuando la respuesta sea a largo plazo, cuando compartir, convivir, crecer, madurar, amar, servir, complacer, sean parte de tu respuesta entonces da ese "sí" tan esperado. La trillada frase "hasta que la muerte los separe" se ha convertido en sólo eso, una frase que se dice al final de una boda. No le damos la importancia que debe y no reflexionamos para ver si realmente la podemos cumplir.

El matrimonio no es para todos y no es a fuerza que te cases. Cuando tienes un objetivo de vida, una meta a muy largo plazo y en común con tu pareja, todo fluirá y podrán ser "felices para siempre".

                                                                                                               Sinceramente

                                                                                                                  Mariana