Nuestro sueño, al igual que el de muchas otras mujeres es casarnos. Hemos tenido uno o dos novios en serio y no se dio la relación; por alguna u otra razón no ha llegado el tan esperado "príncipe azul", ha pasado el tiempo y han desfilado por el altar enfrente de nosotras casi todas nuestras amigas, ya tenemos 40 y ni siquiera tenemos novio...
Te vienen mil pensamientos a la mente y a veces te rindes a tu realidad, dices: ¡ya, basta, nunca me casaré, lo dejaré por la paz! y otras veces te levantas con toda la actitud para empezar de nuevo y seguir soñando con ese día tan especial para vestirte de blanco junto al amor de tu vida.
Por muchas razones alguien de 40 no encuentra pareja para casarse, en esta ocasión sólo vamos a platicar de nuestras exigencias.
Desde pequeñas nos enseñaron lo que valemos y lo que merecemos, hemos estudiado demasiado y también hemos invertido mucho en nuestra belleza física ¡Nos merecemos un Príncipe guapo y obviamente rico!
Sin embargo así no funciona la vida, no hay catálogo de hombres ni de mujeres donde podamos escoger. Simplemente atraemos lo que somos, resonamos con alguien y no nos damos cuenta que él es el indicado porque nuestras expectativas son demasiado altas. Nos fijamos en lo que van a decir los demás. Como niñas de secundaria no podemos andar con un feo, o con un bajito, o con un gordito o con un flaquito, ¡nunca jamás!
Queremos un modelo de revista, elegante, detallista, con dinero, culto, que sepa bailar, que sea espléndido etc etc. Nos quedamos en la época donde sólo la apariencia física importa, donde el buen esposo es como el que sale en las novelas de la tele. Exigimos y exigimos y se nos está yendo el tiempo por tanto esperar.
El amor a los 40 es un amor inteligente, maduro, lleno de experiencias buenas y malas para compartir con la pareja, lleno de aprendizaje y tranquilidad. Voltea a tu alrededor, baja la portada de la revista que tienes de ejemplo para encontrar a tu esposo y ve tu realidad, ve qué estás dispuesta a dar tú primero, empieza por amarte sin fanatismo, sin estar subidas en un pedestal inalcanzable por ningún hombre a menos que sea el príncipe de la Bella Durmiente.
La felicidad es para todas y si te quieres casar, sigue soñando... siempre consciente... siempre feliz.
Sinceramente
Mariana Oropeza