martes, 29 de diciembre de 2015

¡Para cambiar a los de arriba tienes que cambiar primero tú!

Como sociedad, al igual que de manera personal, creemos que somos perfectos, que lo merecemos todo y que el gobierno de nuestro país, nos tiene que proporcionar absolutamente todo.
Cuando estaba en la universidad, una maestra nos dijo: "cada país, tiene el gobierno que merece". En ese momento no lo entendí, ni siquiera lo creí, ¡Cómo era posible que nos mereciéramos tanto mal!
 
Al pasar de los años y al entender que cada persona crea su propio destino y sobre todo, que todo lo que está a nuestro alrededor es una proyección de nosotros mismos... lo entendí.
 
Hay mucho daño en la sociedad, mucha violencia, muchas carencias, económicas, afectivas y morales... Y pensamos "mira el gobierno cómo nos tiene" "queremos un cambio radical" (creyendo que cambiando de partido político cambiarán las cosas) "así nos tocó vivir" "los gobernantes han hecho así a nuestro país".
Lo peor es, que los que más se quejan, son los que más afectan al entorno.
 
¿Quién se queja? ¿Quién exige?
 
-El señor de 40 años que pasa más de la mitad del día en el teléfono compartiendo "memes" burlones de personas que trabajan en el gobierno; y no lo hace más tiempo porque tiene que dormir y que comer, por supuesto a expensas de algún familiar caritativo, ya que el trabajar simplemente, no se le da...
-El vecino que no paga el mantenimiento.
-El barrendero que barre mal.
-El dueño de la tienda que atiende mal.
-La empleada del cine que no sabe hacer su trabajo.
-El gerente de una gran empresa que trata mal a sus empleados.
-La señora que le ruega al policía para que no la multe por pasarse el alto.
-Los que se estacionan en lugares para discapacitados estando completamente aptos para caminar.
-El que no vota.
-El que no va a las juntas de la escuela.
-La mamá que se burla de las maestras de sus hijos quitándoles autoridad.
-Las chismosas.
-Las que por ahorrarse un alto se atraviesan por una gasolinera.
-Las que detienen veinte carros atrás, para comprar unas papitas afuera de la escuela.
-Los meseros que no hacen bien su trabajo.
-Los que tienen trabajo por "palancas".
-Los que tienen beca en el colegio sin merecerla porque son amigos del director.
-Los que siguen platicando de carro a carro sin importar el tiempo de las personas que no pueden avanzar.
-Los que dan dinero por una plaza de trabajo.
-La que es infiel.
-El que es infiel.
-El que no respeta las señales de tránsito.
-Los que se estacionan enfrente de una cochera ajena, aunque sea "un minutito".
-Los que encuentran algo y no lo devuelven.
-Los empleados de la taquería que siempre ponen incompleta la comida para llevar.
-El que abusa de su poder.
-El que abusa de su tamaño.
-La que abusa de su físico perfecto.
-Los que quince minutos antes de su salida del trabajo ya no contestan el teléfono, no les vayan a dejar más trabajo.
-Los que no se acomiden.
-Las mamás que no revisan la tarea de sus hijos.
-Los que hacen todo para obtener las cosas sin tener que trabajar.
-Las que se escudan en ser víctimas y de ahí no las sacas; claro, si lo dejan de ser tendrán que convertirse en mujeres responsables y para eso lo primero que hay que hacer, es trabajar.
-Los que reparten las cosas que les dan para los pobres, entre su familia, con el pretexto de que "también son pobres" (nunca lo serán más que las personas que viven en la sierra).
 Y sobre todo los padres que permiten que sus hijos abusen y hagan cosas que ahorita parece que no son graves pero lo serán cuando sean grandes.
 
Nuestro gobierno es nuestro espejo, voltea a tu alrededor y ve cómo estás tu, tu casa, tu fraccionamiento, tu colonia, tu municipio, tu estado... tu país. Dicen que para hacer un cambio hay que hacerlo de raíz.
¿Ya notaste quién es la raíz? Somos todos y cada uno de nosotros. ¿Está fácil no? No necesitas iniciar una revolución, ni hacer cosas extraordinarias para lograrlo. Creemos que las "pequeñas" cosas que hacemos o dejamos de hacer no afectan a nadie, todo absolutamente todo lo que hacemos y decimos tiene una consecuencia. El simple hecho de aventar un chicle a la calle hará que, junto a millones de chicles tapen una alcantarilla y se inunde tu casa.
Debemos imitar a las personas que actúan con rectitud, a los que siguen las reglas, a los que hacen bien su trabajo, a los que siempre dan un poco más de lo que les piden...
Todos tenemos el poder de hacer un gran cambio como sociedad, sólo necesitamos empezar  a hacerlo.
 
                                                                                                    Sinceramente
 
                                                                                                        Mariana
 
 
 

domingo, 13 de diciembre de 2015

Mujeres VS Mujeres

Creemos que nunca nos pasará, criticamos y juzgamos a las demás mujeres como si nosotras tuviéramos el futuro felizmente asegurado y no es así.  Criticamos a la exesposa de nuestra pareja cuando lo que deberíamos hacer es pensar, por qué tiene ella tanto resentimiento contra él. Estoy de acuerdo que una mujer puede hacer que un hombre sea diferente, sin embargo ese cambio, estoy segura, que no es radical. Ciertos trastornos como los celos, la mitomanía, la infidelidad y el alcoholismo no cambian sólo por amor.
 
No es una regla pero, cuántas veces  hemos visto esposas dando todo por su pareja y consolándolo por los "ataques" de su ex, y no pasan tres años cuando ella está igual que como estaba la primera esposa. Supongo que debes ser demasiado humilde para decir "que mala fui, la señora tenía razón, pobre, ya sé porqué se portaba así con él" Se necesita ser muy buena persona para reconocerlo.
 
Lanzamos toda nuestra furia contra nuestro mismo género. En el trabajo, muchas de nosotras tenemos privilegios con los compañeros y creamos muchas desventajas contra las compañeras, sobre todo cuando eres su jefa. Nos envidiamos, nos criticamos y no somos capaces de ayudarnos entre nosotras, no somos capaces de cosas tan fáciles como decirle a alguna desconocida en una fiesta, que trae el vestido levantado y se le ve "todo".
 
Todo esa energía negativa que lanzamos contra las demás, se nos regresa, y a las que nos la lanzaron a nosotras, también se les regresa; hemos creado una fuerza enorme que no nos sirve mas que para enfermarnos y amargarnos más. Todas contra todas. Yo te quito a tu marido porque a mi me quitaron a mi novio cuando era más joven, yo te quito tu trabajo, porque mi jefa anterior era una mala persona y así me desquito contigo.
 
Nos creemos Dios, y juzgamos y castigamos a las demás para que "sepan quien soy yo".
Nosotros no tenemos ni debemos castigar a nadie. Cada persona irá cosechando el fruto de lo que sembró. Y aquí mismo se verán las consecuencias de sus acciones y decisiones.
El odio y rencor, el estar planeando que decirle o hacerle a alguien para que sufra, te consume, y todo eso lo recibes sólo tú. A menos que la otra persona sea mágica o algo así, no escuchará ninguna de tus peleas internas y ficticias con ella. La única que escuchas eres tú, y a la única que le hace daño es a ti.
 
Qué pasaría si convirtiéramos esa fuerza en algo positivo... Nada ni nadie podría contra nosotras. Estoy segura que habría menos infidelidades, más armonía en el trabajo, en el vecindario...
 
Somos demasiadas y somos fuertes, cuando convirtamos esa energía en algo positivo, ¡podremos adueñarnos del mundo!
 
                                                                                                              Sinceramente
                                                                                                                  Mariana
 
 


domingo, 6 de diciembre de 2015

Nunca un "más vale bueno por conocido..." mejor seguir soltera

La mayoría de los matrimonios que he conocido y  han terminado en divorcio, cuando fueron novios terminaron y después de un tiempo, meses o incluso varios años, se volvieron a encontrar y se hicieron novios nuevamente, hasta que se casaron.
En su momento, tal vez interpretaron su reencuentro como "es el destino estar juntos"... Yo creo que no es así.
 
El noviazgo es para divertirse, para conocerse, para disfrutar la juventud y para saber si esa persona es la elegida para compartir y vivir con ella el resto de tu vida. Cuántas parejas conocemos que viven un noviazgo lleno de llantos, problemas, discusiones, los dos aguantan todo y se toman las cosas tan seriamente que asustan; no saben o no se han dado cuenta que pueden terminar la relación en el momento que lo deseen, que para eso son novios, que no se han casado y no tienen ningún compromiso con nadie, que los obligue a  seguir juntos.
 
Se pelean, terminan y el "show" empieza, cada uno con sus amigos, llanto, decepción, enojo, la promesa de que jamás le vuelve a hablar no se hace esperar y cuando menos te lo esperas ya están juntos otra vez. Se acostumbran a lo mismo, necesitan uno del otro para complementarse, por ejemplo: una necesita llorar para liberar otras cosas que trae encima y el otro necesita sentirse "extrafuerte" para reafirmar su hombría...
 
Si tú eres una de ellas, ¡abre los ojos!, estás desperdiciando tu vida, estás tirando a la basura con cada pañuelo que utilizas para limpiarte las lágrimas, cada minuto de tu vida.
Lo peor del problema no es ese, es que decidan casarse. No necesitamos ser adivinos para saber en qué va a terminar ese matrimonio.
 
Incluso cuando nuestro noviazgo no es tan intenso y no lloramos ni nos enojamos tanto, y por la razón que sea terminamos la relación, no deberíamos volver con esa persona. Siempre deberíamos confiar en esa vocecita interior que nos dice ¡corre!
 
Si sientes feo porque él o ella sufre.
Si lo haces por los buenos tiempos que pasaron juntos.
Si su mamá te suplicó que vuelvas con él o ella porque se va a morir sin ti.
Si te sientes sola.
Si no tienes que hacer y te aburres.
Si no tienes nada que perder.
Si tú no tienes coche y no te gusta andar en camión.
Si es muy guapo o bonita.
y el peor:
Si piensas, más vale malo por conocido que bueno por conocer...
 
¡NO VUELVAS CON EL!
 
Date la oportunidad de cerrar ese capítulo en tu vida y abrir otro más, darle la vuelta a la página es básico para seguir adelante y no quedar estancada por el resto de tu vida en una relación tormentosa. Ahorita estás a tiempo, si ahorita te parece difícil imagínate cómo será dentro de quince años y con dos o tres hijos bajo tu responsabilidad.
 
Creemos que no nos merecemos algo mejor, por eso seguimos ahí, creemos que somos la salvación de esa otra persona pero nosotros no somos la salvación de nadie. Piensa en ti y sólo en ti, nadie se ha muerto de amor. Son solo pretextos que pones para no hacer nada por ti. La vida es hermosa y no hay por que desperdiciarla en relaciones que nos lastiman.
Cuando cierres ese libro y levantes tu vista al frente, te darás cuenta que tienes todo el mundo a tus pies...
 
                                                                                                            Sinceramente
 
                                                                                                                Mariana