Cuando eres soltera, tienes la enorme ventaja de que todo, absolutamente todo tu tiempo, realmente es tuyo. Tu trabajo, tus estudios, el tiempo para dormir y descansar, para divertirte o solo para no hacer nada.
Pero cuando tienes hijos y un esposo que atender, la cosa cambia. Cuando tienes tu familia propia, ya no eres dueña de tu tiempo, tienes otras responsabilidades y tu tiempo libre es muy limitado.
Por eso para organizarte mejor y para no descuidar lo más importante para nosotras, que es la familia, debemos: Definir nuestras prioridades.
Por supuesto que el trabajo es lo más importante, sin embargo podemos "robar" un poco del tiempo que dedicamos a nuestros hijos y esposo para hacer algo que nos gusta y disfrutamos mucho.
El problema empieza, cuando ese poco de tiempo restado a nuestras responsabilidades como mamá o esposa, se vuelve, demasiado tiempo. Y nuestra presencia dentro de la casa se vuelve cada vez menor.
Conozco mujeres que a pesar de que ya se pueden ir a su casa, cuando la jornada laboral termina, no lo hacen. Al contrario adelantan cosas para el otro día o buscan a quien ayudar con su trabajo. No les gusta llegar a su casa o hacen tiempo para que la persona que cuida a sus hijos, les de cenar y los duerma, para así sólo llegar a dormir. Claro que están cansadas, ellas y las miles de mujeres que ayudan su esposo con el gasto de la casa o que por alguna circunstancia se convirtieron en mamá y papá a la vez. Sin embargo, cuando la prioridad, por ejemplo, son tus hijos, no hay cansancio o tedio, que haga retrasarte un minuto saliendo del trabajo para ir corriendo a verlos.
Otra distracción en la que se excusan algunas mujeres para no prestar la debida atención a su familia, es la religión. Cualquiera que esta sea, le dedican la mayor parte de su tiempo. Todos los días van a la iglesia, a veces no hay nada que hacer pero ellas buscan algo en que entretenerse. Yo creo que Dios no va a estar contento con alguien que dejó a sus hijos sin comer, a su esposo sin atender y su casa sucia para estarse todos los días, la mañana y la tarde en la iglesia, dándose golpes de pecho o viendo a ver que se ofrece, en lugar de estar al pendiente de sus obligaciones.
Si te das cuenta, las excusas son buenas y tienen un excelente fin. No estás con tus amigas, ni estás paseando por ahí, perdiendo el tiempo. Son pretextos perfectos: Estoy con Dios, estoy trabajando o estoy haciendo ejercicio. El ejercicio o ayudar a la iglesia, son cosas excelentes para hacer en tu tiempo libre, pero cuando caes en el exceso, empiezas a descuidar lo que pareciera que debería ser lo más importante para ti.
Hay mujeres que hacen ejercicio en la mañana y en la tarde. Jamás pospondrían una rutina por algún compromiso familiar. Toda la organización familiar gira en torno de esa actividad, nadar, correr, andar en bici.... por ejemplo, los domingos en las mañanas cuando la pareja despierta y estira el brazo para el otro lado de la cama, ya está vacía. Tu esposo se va acostumbrando a que tiene que hacer las actividades diarias sin ti, porque no se puede contar contigo para nada. En este caso tu prioridad, es el ejercicio.
Este blog está dedicado a las mujeres, sin embargo este artículo lo podemos aplicar tanto en ellas como en los hombres. Cuando eres parte importante de una familia como el papá o la mamá, no puedes decidir sobre todo tu tiempo, todos juntos son un equipo y aunque cada quien debería tener una actividad divertida, no debe invadir el tiempo que debe ser dedicado a los demás.
Cuando empiezas a definir tus prioridades, te das cuenta de qué es realmente lo más importante para ti. Cuando reconoces que por ejemplo, la religión o el ejercicio son más importantes para ti que tu familia misma, puedes alejarte para siempre de tu familia, pero de un jalón, no poco a poco, haciendo sufrir y desesperando cada día, a cada integrante de la familia, que lo único que quieren es estar más tiempo contigo.
Cuando definimos prioridades las cosas toman su lugar más pronto, ya que tarde o temprano la relación si sigue así va directo al fracaso.
¡Vamos a reconocer lo que realmente es importante para nosotras, así, lo que hagamos lo vamos a hacer con más cariño y entusiasmo!
Sinceramente
Mariana