lunes, 20 de junio de 2016

Lo que odio de mi novio...

¿Te imaginas a ti misma contándole a tus amigas que te vas a casar y que cuando tu novio y tú vivan juntos en su casa te vas a dedicar a cambiarlo? ¿Que te vas a embarazar pronto para que, por su hijo cambie eso que tanto te molesta? ¿Qué ya que lo tengas bien "amarradito" le dirás sus verdades y que o cambia o se atiene a las consecuencias?
 
¿Nunca lo dirías verdad? Sin embargo, son demasiadas las mujeres que antes de casarse piensan así. No ven la hora de empezar a "moldear y transformar" a su novio en el esposo perfecto para ellas. Obviamente, no lo logran, ni con un hijo, ni con dos o tres más; el asunto se vuelve cada día más complicado para la esposa.
 
Siempre ten presente que lo que no te gusta de tu novio, con el tiempo se hará más y más grande. Si en medio de tanto amor e ilusiones, tanto cariño y días de color de rosa no te gustaba, después entre pañales, trastes sucios, dolores de espalda por el cansancio y niños demandantes llorando  a tu alrededor menos te gustará. Tal vez no es que ese defecto crezca, si no que ahora sin el toque de ternura y romanticismo que tenían en el noviazgo, ya no lo estás dispuesta a tolerar.
 
Creo que no es justo querer cambiar a alguien. Ni siquiera el sujeto en cuestión sabía que odiabas tanto eso que hacía, nunca se lo dijiste seriamente. Nunca le propusiste " o lo cambias, o se acaba la relación". ¿Y ahora que ya viven juntos se lo quieres proponer?
 
Dejar de fumar, de tomar demasiado alcohol, de salir con sus amigas, de trabajar tanto, cambiar sus hábitos de higiene, sus hábitos para comer, para dormir o para vivir. Los hombres no son muñequitos de masa que podamos manejar a nuestro antojo, debemos respetar su manera de ser, sobre todo cuando ya lo conoces lo suficiente al decir "sí, acepto".
 
El matrimonio no es un chiste, el que haya tantas personas infelices y casadas no significa que sea común, que sea normal, el que muchas de tus amigas casadas vivan una batalla diaria para desaparecer ese defecto que tanto odian de su esposo, no quiere decir que así tiene que ser tu relación matrimonial.
 
Para eso es el noviazgo, para que además de disfrutar juntos un tiempo, se conozcan, y entre otras cosas, se den cuenta de qué es lo que están dispuestos a tolerar y qué no lo están. Siempre ten presente que no debes cambiar a nadie, hay demasiados hombres y mujeres diferentes como para querer hacer a alguien a nuestra manera y modo de ser.
 
Respetarnos  y no querer cambiar lo que odias de tu novio, es lo congruente,  estás a tiempo... es mejor dejarlo libre y que él encuentre a alguien que lo ame tal cual es...
 
                                                                                                      Sinceramente
 
                                                                                                          Mariana
 
 
 
 
 

lunes, 6 de junio de 2016

Hacer las cosas con amor...

Hacemos las cosas mal, simplemente porque no nos gusta hacerlas. ¿Has estado en una tienda donde parece que te estuvieran haciendo el favor de atenderte? Vas al salón de belleza y no te está gustando lo que está haciendo la empleada, pero te da miedo interrumpirla porque su cara enojada no da oportunidad de opinar en ningún momento. Las personas que no hacen bien su trabajo te hacen sentir incómoda, a nadie le gusta ver caras largas y mucho menos ir a gastar tu dinero en tiendas donde te atienden mal. 
 
En un restaurante el mesero se equivoca mil veces, cuando compras comida para llevar, llegando a tu casa te das cuenta de que la orden está incompleta; preguntas por una talla de alguna prenda en una tienda de ropa y con la mano en la cintura, sin buscar te dicen "no hay", caminas unos pasos y te encuentras mil tallas de las que tu estabas buscando.
 
El que barre, barre mal, el que limpia, limpia mal; el que atiende las quejas, las atiende mal.
 
¿Y nosotras?
 
Tal vez no nos damos cuenta pero hacemos también cosas mal. En nuestra casa o en el trabajo, basta con vernos a nosotras mismas en un espejo la cara que  tenemos al realizar alguna actividad, para saber si lo estamos haciendo con gusto o no.
 
La mayoría tenemos que hacer trabajos que no nos gustan, sin embargo, hay que hacerlos; ahí es cuando se te empiezan a caer las cosas, chocas con los muebles, se te inunda el baño, se te sale el perro, te pegas, te cortas, te tropiezas en la oficina, se te borran los archivos, bloqueas hasta tu computadora por escribir tan golpeado sobre el teclado, y a las que no les gusta cocinar se les queman hasta los trapos de la cocina.
 
Desde cosas simples como tender una cama, hasta algo tan importante como es cuidar y educar a nuestros hijos, debemos hacerlo con calidad. Vivimos en el mundo del "ahí se va", ya lo que queremos es terminar lo que estamos haciendo. y pasar a lo que sigue.
 
Estoy segura que la mayoría de las personas que hacen lo que les gusta son más exitosas que las que odian su trabajo, aunque al principio el salario o el pago sea mejor. A la larga odiar lo que haces no te hará ser competitivo ni mucho menos crecer en una empresa o en tu propio negocio.
 
Las personas que están a tu alrededor, ya sean tus hijos, tu esposo, tus empleados o tus clientes, no tienen la culpa de que no te guste lo que haces. En pocas palabras ¡No es su problema!
 
A veces la vida no es como nos la imaginábamos y no nos sentimos bien, sin embargo sí te haces la vida más fácil al rendirte a lo que te toca hacer. Cuidar a tus hijos, educarlos y estar con ellos no es opcional, por el contrario un trabajo si lo es. Puedes cambiarte y buscar hacer algo que te guste más y que disfrutes.
Nos han enseñado que hay que trabajar y ganarte las cosas con el sudor de la frente si no, no ganarás mucho... No es así. Hay muchas personas que no sudan, que no les cuesta hacer su trabajo, que lo disfrutan y que además les alcanza y les sobra para vivir como ellos quieren. 
 
Lo que sea que hagas hazlo con gusto y con amor, verás que rendirá más frutos y te sentirás mejor. Disfrutar lo que hacemos nos lleva a la paz diaria, a sentirnos bien y a hacer sentir bien a los que están a nuestro alrededor. La gente frustrada solo emana eso, frustración, enojo, coraje, y ganas de no volverla a ver por cierto.
 
Buscar la felicidad no es cosa de suerte, no es magia... en tus manos está encontrarla...
 
                                                                                                    Sinceramente
                                                                                                        Mariana