domingo, 19 de julio de 2015

Los platos elegantes

¿Cuántas de nosotras tenemos un montón de cosas bonitas y guardadas sin usar?

Vajillas, cubiertos, copas, decenas de utensilios hermosos para servir la comida, ollas, manteles blancos y elegantes.
 ¿Y en nuestro clóset?
Vestidos, botas, zapatos con un gran tacón, sombreros, pashminas, bufandas, guantes,  blusas, aretes y collares muy bonitos, perfumes, cremas que huelen muy rico, bolsas caras y muchísimas cosas más.
Todo guardado en cajas intocables, esperando la visita correcta y perfecta que las merezca para poder usarlas, y aguardando la ocasión especial para arreglarte con tus "tesoros más preciados".
Lo malo es que esa visita y ese día tan especial, tal vez no llegue nunca,  vas dejando pasar el tiempo y tus cosas se quedan ahí, guardadas en una vitrina o arrumbadas en un clóset. Tal vez cuando las quieras sacar ya están pasadas de moda o el moho y la polilla hicieron de las suyas y ya no sirvan más.
Atesoramos cosas y nunca las usamos. Conozco señoras de 70 años que guardaron muchísimas cosas y nunca las disfrutaron, porque se ensucian, se gastan, se podían romper, o simplemente porque nunca llegó la visita y la ocasión tan especial para usarlas. Ahora que ya están grandes, ya no tienen la fuerza ni las ganas para sacar de sus cajas todas sus cosas bonitas. Lo más triste es que cuando mueran, todos esos tesoros terminen en casa de alguien que ni siquiera    le tenía cariño y por supuesto no va a saber, ni le va a interesar, el valor sentimental que tenían para ella.
Debes conocer amigas que guardan sus tesoros, esperando que sus hijas, nueras o nietas las utilicen, desgraciadamente, casi nadie le va a dar el valor a nuestras cosas como nosotras mismas. Cada persona tiene sus propios intereses. Y lo que es hermoso y vale tanto para mí, tal vez cuando lo regale o herede, no tendrá el mismo valor para los demás.
¡VIVIR ES DISFRUTAR! Y para eso trabajamos, para disfrutar  lo que nos ganamos. Todas trabajamos, en casa, cuidando a los hijos, o en una oficina o negocio. Por eso debemos gozar y utilizar las cosas bonitas que tenemos... Pero ahora, cuando tenemos ganas y fuerza, no cuando ya no podamos. El tiempo pasa volando y cuando veas hacia atrás, vas a ser una señora grande con muchos tesoros guardados y sin usar.
Utiliza tus cosas más bonitas con tu familia, con tus hijos. Se sentirán importantes y cuidarán tus platos elegantes. No esperes una ocasión muy especial para usar esa crema que huele tan rico y el perfume tan fino que solo usas dos veces al año, utiliza tu ropa bonita sólo para que tu pareja y tu misma te veas bonita; las zapatillas, aretes, collares y todos los accesorios que tienes guardados úsalos, para eso los compraste. Recuerda que las cosas están para servirte, no estás tú para servirlas a ellas.
¡No necesitamos a nadie más que a nosotros y a nuestra familia para que sea una ocasión especial, y valemos igual o más que cualquier visita importante!
                                                                                                        Sinceramente
                                                                                                         
                                                                                                           Mariana

domingo, 12 de julio de 2015

La segunda opción

Somos seres humanos libres y  tenemos el derecho de elegir. A veces sentimos que nos obligan a hacer o elegir algo, sin embargo no podemos culpar a nadie por esto. Nosotros elegimos obedecer y escoger lo que la otra persona quiere. Tal vez por comodidad, por flojera, por apatía, por falta de autoestima, por que sentimos culpa, porque nos sentimos agradecidos, por cariño o por amor.
 
Muchas veces  vivir con la carga de una elección incorrecta, nos lleva a estar enojados, tristes, apáticos y te va creando un feo carácter que poco a poco vas sustituyendo por el buen humor que te caracterizaba, en pocas palabras, te va amargando la vida.
 
Pensamos que no tenemos otra salida, que lo que estamos eligiendo es nuestra única opción, se nos cierra el mundo y por lo que van a pensar los demás escogemos hacer, lo que no queremos.
Sin embargo, siempre, pero siempre tenemos que recordar que existe... Una segunda opción, y nunca es tarde para corregir una mala elección.
 
Cuando pasa algo malo o grave, siempre tienes de dos: O lo superas, aprendes y sigues de frente o nos afecta y nos cambia el día, el año o la vida completa, vives para recordarlo cada día, hasta que te consuma el dolor, los pensamientos o la culpa.
 
Puedes elegir la segunda opción para resolver o tomar simples decisiones como:
 
Ir a una fiesta
Platicar con alguien
Hacer un favor
Prestar algo
Cansarte
Descansar
Hacer ejercicio
Leer un libro
Hacer la comida
Limpiar tu casa
 
O decisiones grandes como:
 
Casarte
Divorciarte
Ser infiel
Escoger una carrera universitaria
Elegir un trabajo
Comprar una casa o un coche
Tener  hijos
 
Siempre tenemos una opción diferente para todo, hay cosas que se tienen que hacer pero las puedes hacer de diferente manera. Vivimos culpando a los demás, de que no tenemos tiempo ni siquiera para leer un libro. Imagínate lo que pensará el inculpado: "A qué hora le dije que no podía leer".
 
Hasta en problemas o situaciones más graves, enfermedades, pérdidas, o separaciones dolorosas, siempre es posible elegir la segunda opción.
En todo lo que te pasa en la vida, tienes otra manera de resolver las cosas, aunque sea más difícil, aunque cueste más trabajo o aunque no les guste a los que viven a tu alrededor.
 
Si por alguna razón pierdes un año en la universidad, tienes de dos, o sigues y aguantas repitiendo año con los alumnos del grado anterior, o ahí la dejas y buscas un trabajo que no te va a redituar lo mismo que si hubieras acabado la carrera.
 
Cuando tu pareja es infiel, también tienes de dos, te sientes mal, ofendida, humillada para siempre y no vuelves a recuperar tu autoestima o superas la infidelidad, sabiendo que el del problema es él, que tu no tienes nada que ver, y empiezas tu vida emocional libre de ataduras y desde cero; y también tienes las opciones de hacerlo con o sin él; eso de que: "Por los hijos lo perdono", no se lo cree nadie. Es sólo tu elección.
 
Cuando al contrario, estás a punto de ser infiel, tienes la opción de respetar a tu pareja y no serlo. Nadie es obligado a nada en este mundo, bueno... casi nadie.
 
Reflexiona siempre, sobre todo en las grandes decisiones que tomes, tal vez te des cuenta que no es lo que tú quieres hacer, recuerda que siempre existe la segunda opción.
 
                                                                                           Sinceramente
 
                                                                                              Mariana
 
 
 
 
 
 
 


domingo, 5 de julio de 2015

Pero.... si es un santo!

"Su esposa no lo comprendía.
Fíjate que ella le fue infiel.
Lo dejó la novia porque es injusta.
La esposa le levantó falsos y dijo que él se le insinuó a su hermana.
La esposa le exigía mucho.
Lo despidieron del trabajo y la esposa lo dejó.
Ella no le daba de comer.
La señora no lo acompañaba a ningún lado.
Siempre lo trataba mal.
Pues si es un poco celoso, pero normal.
Pues si toma, pero no es para tanto.
No le gusta ir a trabajar, pero es que lo maltratan en su oficina.
La esposa era muy floja.
Tan fácil que es hacerlo feliz".
 
¿Alguna de estas frases, "te suena"?
 
A veces, cuando empezamos una relación con alguien que anteriormente ya tuvo uno o dos matrimonios, o una relación muy seria,  creemos que somos las "salvadoras" de ese hombre. Llegamos para regresarle la dignidad y las ganas de vivir. -Ahora sí va a saber lo que es una esposa-, pensamos.
 
Claro que no en todos los casos, sin embargo, sí en muchos que yo conozco. Por supuesto que hay hombres buenos, con historias reales, con divorcios por incompatibilidad de caracteres, o porque se acabó el amor, o porque ella le fue infiel; si pasa, si existen esas causas. Sin embargo, cuánto más grande sea la historia y la explicación, yo creo que es menos creíble.
 
Al empezar una relación con alguien así, deberíamos ser un poco más perspicaces y ver más allá, de sólo lo que él nos platique.
 
¿Por qué no ve a sus hijos?
¿Por qué la ex lo odia tanto?
¿Por qué no tiene relación con ningún amigo o familiar de su ex?
¿Por qué no les manda dinero a sus hijos?
¿Por qué no va a su escuela el día del padre?
¿Por qué ni siquiera lo saludan en la calle los conocidos de su ex?
¿Por qué su propia familia no lo quiere, o no le habla?
¿Por qué se esconde?
¿Por qué un hombre, que es tan encantador, atento y trabajador, es tan incomprendido?
¿Por qué se mudó de ciudad?
Y la pregunta más importante:
¿Realmente cuál fue la causa de su divorcio?
 
Hay patrones de conducta que no se pueden cambiar  fácilmente, somos adultos y el tiempo para modificarlos de una manera rápida, ya pasó. Forman parte de nuestra personalidad, y de nuestra naturaleza. Para tener un cambio real y positivo, se necesita tiempo, esfuerzo y dedicación. Mucha disposición, ir a terapia, a pláticas y sobre todo querer hacerlo. 
 
Dicen por ahí, que "no hay peor ciego que el que no quiere ver", siempre ve más allá, abre bien los ojos, escucha las dos versiones de la historia; no es que tengas que ir a cuestionar a la ex de tu novio, pero si puedes escuchar lo que tus amigos te dicen, lo que tu familia te aconseja, escuchar a tu intuición y a tu sexto sentido.
 
Te puedes evitar muchas sorpresas. Es un poco difícil de creer, que el hombre que haya tenido más de un divorcio sea........ un santo.
 
                                                                                                  Sinceramente
 
                                                                                                      Mariana